Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 734
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Capítulo 734
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Cada respiración era una lucha, su corazón se apretaba con tanta fuerza que se preguntaba si dejaría de latir por completo.
Emitió sonidos entrecortados: respiraciones entrecortadas, aullidos guturales y gritos profundos que sacudieron el coche.
«Ahora lo entiendes, ¿verdad?», dijo Richard con voz fría, desprovista de cualquier atisbo de calidez. «Fue Rosanna quien destruyó a la familia Morgan».
La alarma se apoderó de los ojos de Sandra al ver cómo Jarrod se derrumbaba. Se apresuró a consolarlo, acariciándole suavemente la espalda.
Un dolor como ese… ella lo entendía demasiado bien. La verdad a veces cortaba más profundo que cualquier cuchillo.
Una pausa larga y triste se apoderó del coche. Sandra rompió el silencio con un suspiro cargado de resignación.
«Le hemos dado a Rosanna todas las oportunidades que hemos podido. Al menos ahora tiene otro lugar al que ir. Ya no forma parte de esta familia, Jarrod. Déjala ir».
El silencio se apoderó del coche, invadiendo cada rincón.
Esta vez, Jarrod no pronunció ni una sola palabra. Su silencio flotaba en el aire, dando silenciosamente su respuesta.
Pasó un momento antes de que Richard lo rompiera, con una voz mesurada y susurrante.
«Hay algo más que debes saber. Cuando estábamos ahogados en deudas, cuando los Morgan estaban a punto de perderlo todo, alguien intervino. Un inversor anónimo, que trabajaba a través de otra empresa, nos salvó del desastre».
El dolor se reflejó en su rostro mientras continuaba.
«Esa persona, la que nos salvó, fue Maia».
Jarrod se quedó impactado. Abrió mucho los ojos y entreabrió los labios, pero no le salió ningún sonido.
Richard suspiró y negó con la cabeza.
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«Maia puso todo su corazón en esta familia. ¿Y cómo se lo pagamos? La echamos, la alejamos sin pensarlo dos veces».
Cada palabra parecía más pesada que la anterior. Richard apretó los puños con fuerza y cerró los ojos, como si la verdad fuera demasiado difícil de soportar. A Sandra se le llenaron los ojos de lágrimas, su dolor igual al arrepentimiento de Richard.
Con una profunda inspiración, Richard abrió los ojos a la fuerza y su expresión se endureció con una nueva determinación.
«Maia nunca dejó de preocuparse por nosotros. Incluso entre rejas, pensaba en los Morgan. Si Rosanna no lo hubiera tergiversado todo, Maia habría vuelto a casa tras su liberación. Por eso se lo debemos: hacer lo que sea necesario para traerla de vuelta».
Volviéndose hacia su hijo, Richard dijo con voz firme:
—Jarrod, es hora de que arregles las cosas. Necesitamos que convenzas a Maia y la traigas de vuelta.
En ese momento, el arrepentimiento se apoderó por completo de Jarrod, y no se le ocurrió ni una sola idea sobre cómo salir de esa situación.
En cuanto Richard terminó de hablar, asintió con fuerza, con las palabras entrecortadas y temblorosas.
«Papá, mamá, tenemos que ver a Maia y ofrecerle nuestras más sinceras disculpas. Vamos ahora mismo».
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