Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 716
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Capítulo 716:
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Pensando en esto, Kolton se convenció aún más de que Zoey no había tenido nada que ver con el cambio de Maia tras las rejas.
«Quizás le haya dado demasiada importancia», murmuró Kolton, cerrando su computadora portátil.
Aun así, una pizca de duda persistía en sus ojos.
En ese momento, se oyó un golpe en la puerta.
Una voz suave dijo: «Papá, soy yo, Mariana».
Kolton volvió la mirada hacia la puerta, con un tono seco y autoritario. «Adelante».
Mariana abrió lentamente la puerta, con el cuerpo temblando como una hoja al viento. Le temblaba el labio mientras entraba, claramente nerviosa.
Avanzó con paso vacilante, con las manos fuertemente apretadas delante de ella. No se atrevía a levantar la vista para mirarlo a los ojos.
Afuera, un rayo partió el cielo, iluminando brevemente el rostro de Kolton y revelando la frialdad de su expresión.
Bajo ese destello intenso, sus rasgos parecían tallados en piedra: fríos, severos y llenos de una ira latente.
Un sordo estruendo de truenos resonó en la distancia.
Aunque Kolton aún no había dicho una palabra, el miedo de Mariana la abrumó. Se derrumbó de rodillas con un fuerte golpe contra el suelo.
Las lágrimas le corrían por las mejillas mientras sollozaba: «Papá, la he fastidiado. No quería que las cosas llegaran tan lejos. Solo quería recuperar de Maia lo que debería haber sido nuestro. No pensé…».
«¡Basta!», bramó Kolton, levantándose de repente y golpeando la mesa con la mano, cuyo impacto resonó como un disparo.
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¿Tu fracaso? La conferencia de lanzamiento del producto de hoy ha hecho que nuestras acciones caigan en picado hasta el máximo permitido. ¡En solo unos minutos, hemos perdido mil millones en valor de mercado! Y esta espiral descendente no se detiene. Durante los próximos días, nuestras acciones probablemente seguirán alcanzando esos límites, ¡y podríamos acabar perdiendo más de diez mil millones!
Todo rastro de color desapareció del rostro consternado de Mariana.
Sabía que su padre estaría furioso y se había preparado para su ira explosiva por el desastre de hoy. Pero ni en sus peores pesadillas había imaginado que su plan causaría pérdidas tan ruinosas al Grupo Cooper.
El terror se apoderó del corazón de Mariana. Sus manos no dejaban de temblar y las lágrimas calientes le corrían por las mejillas como una presa rota.
—Papá, no tenía ni idea de que las cosas saldrían tan mal. De verdad que no… ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Podemos arreglar esto de alguna manera?
Kolton contempló el estado miserable de su hija. Aunque la rabia aún ardía en su pecho, sintió que su corazón se ablandaba a pesar suyo.
Esa misma tarde, la había felicitado por manejar tan bien las cosas.
Si era sincero, parte de este desastre era culpa suya por haber subestimado completamente a Maia.
Exhaló un largo y cansado suspiro y acarició la espalda de Mariana para tranquilizarla, secándole las lágrimas con dedos suaves.
«Ya basta de llorar. Ya que estamos metidos en este lío,
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