Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 697
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Capítulo 697:
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Pattie pensaba lo mismo que Maia. No podía creer que Chris tuviera los medios para cubrir un trabajo como ese. Maia había mencionado una vez que Chris no ganaba mucho, solo un modesto salario como chófer, con el que apenas llegaba a fin de mes.
¿Y contratar a alguien del calibre de Maxwell? Eso costaría una pequeña fortuna.
Pattie se inclinó hacia Maia y le susurró al oído: «Maia, ¿qué le dio Chris a Maxwell exactamente? ¿No está en bancarrota?».
Maia miró brevemente a Chris y respondió en voz baja, negando con la cabeza: «Yo tampoco estoy segura».
Pattie levantó una ceja, claramente intrigada, pero decidió no insistir. Aun así, la pregunta se le quedó grabada en la mente.
Al poco tiempo, Chris se detuvo para que Maxwell y Pattie bajaran.
Después, se dirigió hacia los apartamentos Elysium con Maia a cuestas. Afuera, la lluvia seguía cayendo a cántaros, sin dar señales de amainar.
Una ráfaga de aire frío barrió el ambiente, haciendo que la gente se estremeciera involuntariamente.
Chris se quitó la chaqueta y se la puso a Maia sobre los hombros. Con una mano, sujetaba el paraguas. Con la otra, la atrajo hacia él. Habló con naturalidad, como si no fuera gran cosa.
«El paraguas es un poco pequeño. Prefiero que tú te mantengas seca».
Maia no respondió. Simplemente dejó que él la abrazara mientras se dirigían hacia la entrada.
Había una tranquila cercanía entre ellos, difícil de expresar con palabras. Maia miró de reojo a Chris, fijándose en su perfil justo cuando él se volvía hacia ella con una suave sonrisa.
—¿Qué tal si vamos a algún sitio agradable a cenar más tarde? —preguntó con tono alegre—. Deberíamos celebrar que se ha limpiado tu nombre y entrar en calor. ¿Qué te parece?
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Maia lo miró y esbozó una leve sonrisa. —De acuerdo.
Cuando llegaron a la puerta, se detuvo inesperadamente y preguntó en voz baja: «Por cierto, ¿qué le diste a Maxwell para que investigara todo esto?».
Chris plegó el paraguas y la miró con calma a los ojos.
Había un brillo juguetón en su mirada, pero no respondió de inmediato. Su boca se curvó en una sonrisa pícara mientras decía: «¿Por qué no lo adivinas?».
Maia se quedó paralizada por un segundo, tomada por sorpresa. Se preguntó por qué Chris no se lo había dicho directamente.
Aun así, si no hubiera sido por Chris, que le pidió a Maxwell que investigara viejos asuntos, ella seguiría viviendo bajo una nube de sospechas.
Ese pensamiento le levantó el ánimo. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro mientras miraba los rasgos afilados de Chris. «Si no vas a soltar la lengua, ¡empezaré a adivinar!», bromeó.
Chris no había visto a Maia sonreír así en mucho tiempo. Quedó momentáneamente hipnotizado, hasta que ella se dio la vuelta para subir las escaleras. Eso finalmente lo llevó a decir: «Está bien».
Mientras Maia subía las escaleras, comenzó a reflexionar sobre toda la situación. Maxwell dominaba el mercado negro y no era conocido por hacer favores por bondad. Su relación con Chris era probablemente casual, formada a través del trabajo. Entonces, ¿por qué le echaría una mano con algo tan importante sin tener algún interés personal?
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