Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 558
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 558
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
«¡No me miréis! ¡Dejad de mirarme!», gritó, con la voz quebrada por el peso de la vergüenza. Sus pensamientos eran un torbellino de caos: sin defensa, sin lógica. Solo pánico animal en estado puro. Lo único que quería ahora era desaparecer.
«¡Rosanna!», gritó Sandra, empujando para abrirse paso, con el rostro pálido y el corazón latiéndole con fuerza. «¿Cómo has podido? ¿Cómo has podido hacer esto? ¡Nos has decepcionado tanto!».
Las palabras de su madre la golpearon como piedras. Sus sollozos se volvieron desesperados, desgarradores. Las lágrimas le corrían por las mejillas mientras negaba con la cabeza, jadeando entre respiraciones entrecortadas. «Yo no… Yo no he hecho nada. No es lo que parece, yo no soy la otra mujer…».
Sus palabras fueron inmediatamente refutadas por varias mujeres jóvenes.
«Por favor. ¿Te han pillado con las manos en la masa y sigues fingiendo ser inocente? Te has liado con Axell por dinero, ¿verdad?».
«No me extraña que se ofreciera a invertir cien millones en los Morgan. No está apoyando un negocio, la está comprando».
«¿Qué? ¿Así que eso es lo que es? ¿Solo un acuerdo comercial de mala muerte? ¡Qué asco!».
El aluvión de voces crueles destrozó la última pizca de compostura de Rosanna. Se tapó los oídos con las manos y soltó un grito agudo y desgarrador. «¡No! ¡Nunca he sido la amante de nadie!», gritó. «¡Todas mienten, difunden calumnias sobre mí!».
Su histeria se extendió por la sala como una ola, pero ellos se limitaron a mirar, alimentándose del espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. A Sandra se le encogió el corazón al ver aquello. Se abalanzó hacia delante, con los ojos enrojecidos por el pánico, y gritó por encima del ruido. «¡Basta! ¡Dejen de decir eso! Rosanna es una buena chica, siempre se ha portado bien. Ella nunca podría… nunca ser la amante de nadie. Esto tiene que ser… ¡Es culpa de Axell! ¡Ese bastardo despreciable! ¡Él la obligó!».
En ese momento, todas las miradas de la sala se dirigieron hacia el hombre en cuestión. Axell estaba allí, abrochándose la camisa con indiferencia, como si el mundo no se estuviera quemando a su alrededor. Soltó una risa sin humor, sacó un cigarrillo del bolsillo y lo encendió con destreza. El humo se enroscó entre sus labios mientras lanzaba una mirada burlona a Sandra.
—¿A quién llamas bastardo? —dijo con vozarrón—. ¡Sigue insultándome y retiraré mi inversión inmediatamente!
Capítulos recién salidos en ɴσνєʟα𝓼4ƒα𝓷.c○𝗺 actualizado
Exhaló lentamente, satisfecho. Claro, no había conseguido a Maia, pero Rosanna había sido más que suficiente para saciar su ansia. Ahora no sentía ningún remordimiento ni miedo.
Sandra estaba tan llena de furia que se tambaleó. La humillación le quemaba las venas. Se apoyó en la pared para mantener el equilibrio, con las piernas a punto de fallarle.
La sala había cambiado: la conmoción había dado paso a una fría diversión, y los susurros se habían convertido en comentarios sarcásticos.
«Bueno, ahora es innegable, ¿no? Si no fuera por el sacrificio de Rosanna, ¿por qué Axell habría gastado tanto dinero en la familia Morgan?».
«Cuando Richard alardeó del proyecto de la familia Morgan, me pareció sospechoso. ¿Desde cuándo la familia Nelson se dedica a la caridad? Ahora tiene sentido».
«Así que solo es un intercambio, ¿no? Si Axell se divorcia, mejor que se case con Rosanna. Si no, ¿quién más lo haría?».
«¡Shh! ¡Silencio! No lo olvidéis: ¡está prometida con la familia Ward!».
Ese recordatorio cortó la charla como una guillotina. Todas las cabezas se volvieron, lenta e instintivamente, hacia Vince. Su rostro era impasible, su expresión indescifrable, pero la rabia hervía bajo la superficie, visible en el apretamiento de la mandíbula y el ligero tic en el rabillo del ojo.
No estaba furioso por el escándalo en sí. Estaba furioso porque Rosanna lo había engañado y manipulado durante años, cegándolo lo suficiente como para darle la espalda a Maia.
¿Y así era como ella le pagaba? ¿Engañándole durante su compromiso? ¿Humillándole delante de todos?
Le dejaba un sabor amargo en la boca, pero había una chispa de esperanza que brillaba entre todo eso.
.
.
.