Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 488
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Capítulo 488
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Maxwell se puso rígido, paralizado por un instante. De repente, dio una palmada, fingiendo reconocerlo de pronto. Con una risa incómoda, balbuceó: «Sí, sí, nos hemos cruzado antes. Es totalmente cierto».
La comisura de los labios de Chris esbozó una leve sonrisa. «Qué placer inesperado encontrarle aquí hoy, señor Payne. Qué casualidad».
Maxwell soltó una risa nerviosa, con evidente tensión en la voz. «Sí, es… sin duda imprevisto. Ja, ja».
Aunque su intercambio parecía inocuo en apariencia, Maia no podía disipar la sospecha que rondaba en su mente. Sin embargo, decidió dejar a un lado sus dudas.
Con un suave gesto de asentimiento, se acercó a Ethan. Su rostro se iluminó cuando extendió la mano para revolverle el pelo con cariño. —Ethan, enhoraburana por haber ganado el campeonato. Tu actuación de hoy ha sido brillante. Como hermana tuya, ¡no podría estar más orgullosa!
Al ver su interacción, Maxwell parpadeó sorprendido. ¿Hermana? La revelación se dibujó en su rostro al encajar todas las piezas en su mente. ¿Así que la mujer que acompañaba a Chris era Maia? ¿Por eso Chris se había apresurado a volver a casa nada más llegar, para estar con su esposa? ¿Y ahora los dos estaban viendo tranquilamente el torneo de Ethan juntos, olvidándose por completo de que él, Maxwell, estaba trabajando sin descanso en Wront? ¡Era increíble cómo Chris anteponía el romance a la amistad!
Un rubor se extendió por las mejillas de Ethan ante el elogio de Maia. Atribuía gran parte de su éxito a las dedicadas sesiones de entrenamiento nocturnas de ella. Su aprobación llenó su corazón de orgullo, pero, de reojo, su atención se desvió hacia la figura que se encontraba detrás de Maia: Chris. Frunciendo ligeramente el ceño, Ethan bajó la voz hasta convertirla en un murmullo inquisitivo. —Maia, ¿quién es él?
La respuesta de Maia se quedó en sus labios, enredada en la vacilación.
El lugar abarrotado hacía imposible revelar su verdadera relación con Chris, sobre todo con Melanie entre los espectadores. Los lazos familiares de los Cooper exigían discreción.
La incomodidad se apoderó de su rostro cuando respondió: «Bueno… solo un amigo».
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¿Un amigo? El escepticismo nubló los pensamientos de Ethan. Aunque momentos antes se encontraba a cierta distancia, sus observaciones habían sido muy claras: aquel hombre llamativo tenía un idad y se había acercado mucho a Maia, desafiando los límites de una amistad casual. Además, la armonía visual entre ellos sugería algo mucho más significativo, casi como si fueran…
—¿Tu novio? —La pregunta se le escapó a Ethan antes de que pudiera contenerla.
El pulso de Maia se aceleró, provocando una negación instintiva. —¡No!
Mientras tanto, la diversión bailaba en los ojos de Chris mientras sus labios se curvaban en una sonrisa cómplice dirigida a Ethan. La percepción de su cuñado le impresionó. Era astuto.
Mirando directamente a Ethan, Chris le dijo en voz baja: «Enhorabuena, campeón».
Ethan vaciló brevemente antes de responder: «Gracias».
Una certeza inexplicable se apoderó de Ethan: la conexión entre Maia y Chris trascendía la mera amistad, de lo cual estaba convencido.
La suave presión de unos dedos delgados sobre su hombro interrumpió sus pensamientos. Al volverse, descubrió la mirada inquisitiva de Marisa, que se movía rápidamente entre él y Maia.
Con los ojos entrecerrados, se atrevió a preguntar: «¿Es tu hermana?».
Ethan lo confirmó con un simple asentimiento.
Para entonces, el escenario se había vaciado de competidores y personal, y solo quedaba su pequeño grupo en la zona de entrega de premios.
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