Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 45
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 45:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Justo cuando se quitó los zapatos por costumbre, se quedó paralizada. Ya no vivía sola. Tras un instante, se agachó, los recogió y los colocó cuidadosamente junto al estante.
Una luz suave se derramaba desde la sala, proyectando un resplandor somnoliento. Maia cruzó la habitación, tomó la taza de café de la mesa y se dirigió a la cocina en busca de algo que despejara la niebla de su mente.
El café se preparaba silenciosamente mientras ella se apoyaba en la encimera. Su teléfono vibró justo cuando iba a coger la taza.
Un vistazo rápido le reveló que se trataba de una serie de mensajes de Pattie.
Maia se rió entre dientes. «¿En serio? ¿Acabamos de despedirnos y ya se aburre tanto que empieza a enviarme mensajes?».
Con cuidado, equilibrando la taza de café en la mano, Maia regresó al sofá y abrió la ventana del chat.
En un instante, su pantalla explotó con una avalancha de imágenes: abdominales brillantes y sin camiseta por todas partes.
Sorprendida, Maia casi se le cae la taza.
Rápidamente la dejó sobre la mesa de centro antes de que los nervios pudieran más que ella.
Maia escribió un solo emoji confuso y pulsó enviar.
La respuesta de Pattie llegó casi de inmediato: «¡Deleita tus ojos, mejor amiga! Entrega fresca de abdominales solo para ti. Bastante buenos, ¿verdad? Sabes que siempre comparto lo mejor. No hemos salido lo suficiente esta noche, pero no te preocupes, quédate conmigo. Te ayudaré a recuperar los cuatro años que te has perdido».
Maia soltó un gemido y se tapó la cara con las manos.
Estaba a punto de soltar una respuesta sarcástica cuando una voz grave y familiar irrumpió en la habitación detrás de ella.
No te lo pierdas en ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c○𝓂 sin interrupciones
«¿No ibas a esperarme para que pudiéramos ordenar la casa juntos?».
El teléfono se le resbaló de las manos y cayó con estrépito sobre la mesa de centro. Ya mareada por el whisky, Maia trastabilló hacia atrás y perdió el equilibrio.
Antes de caer, chocó contra un pecho sólido y cálido.
Cuando levantó la cabeza, se encontró mirando directamente a Chris: su mandíbula afilada enmarcada por la suave y tenue luz, sus largas pestañas proyectando sombras sobre esos ojos indescifrables.
Solo una fina capa de tela los separaba.
El calor le subió por el cuello y se extendió por sus mejillas antes de que pudiera siquiera procesarlo.
Volviendo en sí, Maia se enderezó rápidamente y dio un paso atrás. —Señor Cooper… ¿todavía está despierto?
—No podía dormir. Pensé que debía darle las gracias. Ha hecho un trabajo maravilloso. El lugar es cálido y acogedor. Me gusta mucho.
Algo en su suave voz hizo que un ligero temblor recorriera el corazón de Maia.
No esperaba que se quedara despierto solo para decir eso. Una sonrisa se dibujó en sus labios. —No fue nada. Tenía algo de tiempo, así que limpié un poco. Me alegra que le guste.
Bajo la tenue luz, la leve sonrisa de Chris adquirió una calidez más profunda, y sus ojos se volvieron oscuros e indescifrables.
Sin querer, su mirada se desvió hacia el teléfono de ella, que estaba sobre la mesa. Allí, en la pantalla, un collage de abdominales esculpidos y sin camiseta brillaba como un faro.
Antes de que Maia pudiera reaccionar, apareció otro mensaje de Pattie que decía: «Maia, ¿cuál es tu favorito?».
Maia contuvo el aliento. Se abalanzó sobre el teléfono, pero Chris fue más rápido. Su mano envolvió la de ella en el aire, atrapando sus dedos bajo los suyos.
.
.
.