Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 424
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 424
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Al sentir su mirada, Chris se movió y se incorporó, estornudando inmediatamente. Sin embargo, Chris aún logró esbozar una sonrisa perezosa y casual y saludó a Maia como si nada hubiera pasado.
Maia frunció el ceño sutilmente. «¿Te has resfriado?».
Chris dudó un instante, con expresión un poco incómoda. «Quizá. Anoche tuve que darme varias duchas frías para poder dormir».
Maia se quedó en silencio. Casi sintió que era culpa suya que él se hubiera puesto enfermo.
Chris se puso de pie, con una chispa de diversión en sus encantadores ojos mientras miraba a Maia. —¿Quién te enseñó a burlarte de un chico y luego dejarlo colgado?
Maia respondió impotente en su interior: «¡No te estaba provocando! ¡No era mi intención!».
Al ver a Maia morderse el labio en silencio, Chris se rió entre dientes y, con naturalidad, le tomó la mano con una cálida sonrisa. —Vamos, tomemos el desayuno.
Maia se quedó allí momentáneamente atónita. Por extraño que pareciera, no se resistió y simplemente dejó que Chris la guiara hacia fuera.
Chris caminaba delante con confianza, mientras Maia lo seguía detrás, observando en silencio su espalda.
Mientras sus ojos se posaban en los anchos hombros de Chris, Maia sintió una extraña y desconocida sensación de paz invadirla.
La luz dorada del sol se extendía por el suelo como un suave sendero. Caminando uno al lado del otro por ese camino resplandeciente, parecían una pareja de verdad.
Su corazón dio un vuelco inesperado.
Desde la noche anterior, después de escuchar esas palabras de Chris, Maia había sentido algo que no se había atrevido a sentir en mucho tiempo. Era algo frágil y hermoso llamado esperanza.
Durante el desayuno, Maia se sorprendió a sí misma mirando a Chris a escondidas.
Tu novela favorita continúa en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 antes que nadie
El cabello desordenado de Chris le daba un aspecto suave e inofensivo, un contraste total con el hombre intenso que la había besado tan apasionadamente la noche anterior.
Apretó los labios, sintiendo la garganta seca mientras los vívidos recuerdos de aquel beso pasaban por su mente.
Chris se dio cuenta de que la estaba mirando y levantó la cabeza para encontrarse con su mirada.
—Por cierto, hay algo que debería decirte antes —dijo, con tono serio—. Voy a salir de la ciudad pronto por un viaje de negocios con mi jefe. Aún no sé cuándo volveré.
Maia se quedó momentáneamente atónita, pero luego asintió ligeramente.
Por alguna razón inexplicable, sus palabras la dejaron con un sentimiento de vacío, una sensación que no lograba comprender del todo.
Después de terminar el desayuno, no salieron juntos del hotel. Chris era cauteloso. Maia también.
Sin intercambiar una palabra al respecto, instintivamente salieron por separado, alejándose silenciosamente del hotel uno tras otro.
Maia se detuvo frente al edificio de oficinas de MCN.
Llamó suavemente a la puerta de la directora general y, en cuanto Pattie la vio, se levantó de un salto como si la hubieran electrocutado y se acercó corriendo, con los ojos muy abiertos y tratando de contener su emoción.
—Dios mío, ¿qué milagro has hecho anoche?
Maia soltó una suave risa. No había previsto que su primer encuentro con Mariana terminara con ella «insistiendo» en entregarle un «regalo», y no cualquier regalo, sino uno de enorme importancia.
Metió la mano en el bolso y sacó el acuerdo de adquisición, mostrándolo como si fuera una carta ganadora. —Voilà. El botín de guerra. Échale un vistazo.
Su tono era informal, pero las manos de Pattie temblaban ligeramente mientras hojeaba el documento. Sus ojos se abrían cada vez más con cada página que pasaba.
.
.
.