Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 402
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Capítulo 402
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Con calma, extendió dos hojas sobre el escritorio y seleccionó un lápiz de color.
Los rostros de la multitud se torcieron con desdén.
«¿Ahora se pone a dibujar? No tiene remedio».
«Probablemente se haya rendido. Si sus dibujos son horribles, ¡solo empeorarán!».
Al ver a Maia a punto de perder, Rosanna no pudo reprimir una sonrisa triunfante. Tal y como había previsto, Maia había estado fingiendo todo el tiempo.
Que MCN cayera en manos de Mariana sería la comidilla de la ciudad a la mañana siguiente. Rosanna ya se imaginaba a Maia siendo destrozada en Internet.
«Con menos de ocho minutos, ¿cómo va a poder terminar nada?».
«Vamos, ¿por qué te sorprende tanto su comportamiento? Ya me lo esperaba. Es una exconvicta. ¿Qué habilidades podría tener?».
De repente, las burlas cesaron.
Las expresiones de la multitud se congelaron.
Todos los ojos se fijaron en Maia cuando cogió un segundo lápiz con la mano izquierda.
Usando una herramienta para sujetar el papel, se inclinó hacia adelante.
Al momento siguiente, ambas manos comenzaron a moverse, simultáneamente.
El lugar se sumió en un silencio atónito.
«Espera… ¿Está dibujando con las dos manos? ¿Se ha vuelto loca? ¡Nunca había visto a nadie dibujar dos bocetos al mismo tiempo!».
«¡Está claro que está desesperada por llamar la atención! Debe de haberse dado cuenta de que se le están acabando las oportunidades y está intentando terminar las dos piezas a la vez. Las creaciones así están condenadas al fracaso. ¡No hay posibilidad de que salgan bien!».
«¡No puedo esperar a ver la catástrofe que está a punto de desatar!».
Al oír el alboroto, Mariana miró a Maia y casi se echó a reír.
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Todos entendían que dibujar con las dos manos a la vez era casi imposible.
Crear dos obras de arte a la vez con ambas manos exigía una habilidad excepcional, especialmente en la moda, donde la precisión, la estructura y el talento eran fundamentales.
Crear algo extraordinario con ese método requería innumerables años de perfeccionamiento y disciplina.
Nadie se creía el numerito de Maia. Sin embargo, al final, lo que realmente importaba en el mundo de la moda era el resultado final.
Tres minutos más tarde, Maia dejó caer los lápices y entregó sus trabajos terminados al personal que esperaba a su lado.
«La señorita Cooper necesitó cinco minutos para completar una pieza, pero Maia terminó dos en solo tres. ¿Cómo puede salir algo decente de tanta prisa?».
El público se burló y la ridiculizó sin piedad.
Pero cuando los asistentes levantaron los bocetos de Maia para que todos los vieran, se hizo un silencio inmediato en toda la sala. Ni siquiera se oyó el más mínimo murmullo.
Los espectadores de la primera fila retrocedieron instintivamente, con los rasgos faciales temblando incontrolablemente. Poco a poco, más ojos se dirigieron hacia los dos bocetos, con los rostros paralizados por el asombro, como si hubieran sido golpeados por una fuerza invisible.
En solo tres minutos, Maia produjo un par de bocetos que igualaban, o incluso superaban, la maestría de Mariana. Cada boceto tenía una estética única, diseños distintivos y paletas de colores contrastantes. La pincelada de Maia era precisa, su arte inconfundible y su elección de colores atrevida. La obra fluía con perfección.
Si no lo hubieran presenciado con sus propios ojos, nadie habría creído posible tal hazaña. Incluso los estudios de moda de renombre mundial podrían titubear al intentar un trabajo de esta envergadura. Las ilustraciones de los vestidos de Maia trascendían los bocetos preliminares: parecían obras maestras terminadas, listas para la pasarela. Las modelos desfilando bajo los focos de la Semana de la Moda ya estaban grabadas en las imágenes.
Mientras tanto, Mariana, que se acercaba al final de su obra, sintió la tensión palpable que se extendía por la sala. Levantó la cabeza bruscamente y vio al asistente que presentaba las dos obras terminadas de Maia. Atónita, las pupilas de Mariana se dilataron y su mente se quedó en blanco. El color se le fue de las mejillas.
¿Qué? ¿Maia dibujó los dos? ¿Al mismo tiempo? ¡Absurdo!
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