Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 377
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 377:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
«¡Miente con la misma facilidad con la que respira! Aunque realmente sea Eileen, ¡es imposible que cuente con el favor del Sr. Hurst!».
«¡Ridículo! Tiene que estar fingiendo. MCN nunca mancharía su nombre con una ladrona. ¡Solo se está escondiendo detrás de la identidad de Eileen para limpiar su propio desastre!».
Aunque Pattie había reconocido públicamente a Maia como Eileen en la fiesta de compromiso de Rosanna, la influencia de la familia Ward había limpiado Internet: no había fotos ni vídeos, solo rumores y susurros que tergiversaban la verdad. Los sitios web de cotilleos habían avivado el fuego sin piedad, y el mundo que antes veneraba a Eileen ahora dudaba abiertamente de ella.
Y para estas autoproclamadas damas de la élite, era aún más difícil aceptar que la diseñadora a la que idolatraban pudiera haber estado en prisión por robo.
Habían esperado un momento como este, y ahora se abalanzaron sobre ella.
«¿Por qué la familia Cooper aún no la ha echado?».
«¡Le robó el nombre a Eileen y ahora una invitación del Grupo Cooper! ¡Es despreciable!».
«¡Llamen a la policía! Si está mintiendo, que se pudra entre rejas otra vez!».
La furia de la multitud estalló. Los guardias de seguridad se movieron con incertidumbre, mirando a Mariana en busca de órdenes. Como el evento aún no había comenzado oficialmente y no había ningún ejecutivo de Cooper presente, la palabra de Mariana era definitiva. Para evitar una escena mayor, la solución más sencilla era clara: sacar a Maia inmediatamente.
Mariana asintió levemente, una señal silenciosa a los guardias que esperaban. Varios guardaespaldas imponentes dieron un paso adelante, con expresión severa, y se acercaron con determinación.
La mirada de Maia titubeó, su cuerpo tenso pero inmóvil. Y justo cuando los guardias se disponían a actuar, una figura alta se interpuso con fluidez entre ellos y Maia, protegiéndola con su cuerpo.
Maia se quedó paralizada, el corazón le dio un vuelco al reconocer al hombre que apareció ante ella. ¿Chris? ¿Qué hacía él allí?
Próximo capítulo en ɴσνє𝓁𝓪𝓼4ƒα𝓷.сo𝓂
Nunca había imaginado que lo vería en la fiesta privada del Grupo Cooper. Alguien como Chris, rechazado y repudiado por los Cooper, debería haber sido la última persona a la que se le permitiera entrar en un evento como este. Sin embargo, allí estaba, de pie ante ella, tan real como la tensión que se respiraba en el aire.
Al otro lado de la sala, Mariana estaba igualmente atónita. Un momento antes, Chris había soltado su brazo sin decir una palabra y se había dirigido hacia Maia con un propósito que ella no podía descifrar. Su mente se aceleró. ¿Por qué? ¿Por qué iba a proteger a Maia? ¿Qué había entre ellos?
Rosanna parpadeó incrédula, mirando atónita la escena que se desarrollaba como una mala telenovela.
A su alrededor, la multitud murmuraba confusa, intercambiando miradas de desconcierto. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué estaba causando tanto revuelo?
Chris recorrió la sala con una mirada fría, esbozando una sonrisa burlona. —Esta fiesta del Grupo Cooper es todo un espectáculo —dijo con voz afilada como el cristal roto—. Todos ustedes, titanes de la industria, y acusan a una dama sin una pizca de prueba. Si se corre la voz, serán el hazmerreír de los que están realmente informados.
Un silencio sepulcral envolvió la sala. Nadie se atrevió a responder.
En ese momento, una mujer de la alta sociedad, recién informada de la identidad de Chris, rompió el silencio. Lo miró con los ojos entrecerrados y le preguntó: «¿Por qué el hijo no reconocido de la familia Cooper protege a Maia?».
Sus palabras causaron un murmullo entre los asistentes. Todos lo reconocieron.
Así que era él: el infame Cooper ilegítimo, el hijo rebelde que había sido abandonado a su suerte fuera del seno familiar. Los susurros se extendieron como la pólvora.
«He oído que es un playboy famoso», murmuró alguien. «¿Quizás se ha encaprichado de ella? Al fin y al cabo, es atractiva, aunque su reputación sea cuestionable».
El comentario cortó el aire, haciendo que el rostro de Mariana se tensara de ira. Su mirada se posó en Maia, fría y cortante.
.
.
.