Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 334
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Capítulo 334:
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La duda y el escepticismo flotaban en el aire a su alrededor.
Era raro que alguien de origen humilde llegara a ser alguien importante. Todos los que estaban allí habían recibido una educación de primer nivel, con tutores privados a su disposición desde que eran niños.
Melanie resopló suavemente. Sacó su teléfono, tomó rápidamente una foto de Ethan y se la envió a Mariana. Le escribió: «Mira al chico nuevo de nuestra clase. Es un paleto total. ¡No tengo ni idea de cómo ha entrado!».
En ese mismo momento, Mariana estaba sentada frente a Rosanna en una cafetería de lujo, saboreando delicadamente unos postres exquisitos que parecían demasiado bonitos para comerlos.
Sus teléfonos yacían inactivos sobre la mesa entre ellas, como centinelas silenciosos esperando ser llamados.
Sin prestar la más mínima atención a la presencia de Rosanna, Mariana pulsó la foto que Melanie acababa de enviar.
La imagen mostraba a un adolescente, con ropa anodina, pero con un rostro de una belleza tranquila que llamaba la atención.
Rosanna lo vio de reojo y retrocedió ligeramente, con los ojos muy abiertos al reconocerlo. «Espera… ¿él? ¿Por qué está en esa foto?».
—¿Quién? —preguntó Mariana, frunciendo el ceño.
—Es de los barrios bajos, en el casco antiguo —respondió Rosanna, con un tono entre incrédulo y preocupado.
—¿Los barrios bajos? —repitió Mariana, con escepticismo en su voz—. ¿Estás segura? Este chico es el nuevo compañero de clase de Melanie. Ella está en la clase de admisión especial de la Universidad de Wront, donde solo entran los mejores. Hijos de familias poderosas, los más brillantes. Alguien de los barrios bajos no entra así como así en ese mundo.
Rosanna volvió a mirar la foto, y su certeza se hizo más profunda, como raíces que se hunden en la tierra. No podía estar equivocada. Al fin y al cabo, había compartido años de penurias con Ethan en esos mismos barrios marginales.
—Estoy segura —dijo Rosanna con firmeza—. Se llama Ethan Watson. Pero ¿cómo demonios ha acabado en la clase de élite de Wront? ¿Y en la misma clase que Melanie?
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El rostro de Mariana se volvió gélido, como un estanque que se congela con una helada repentina. ¿Un habitante de los barrios marginales codeándose con Melanie? La sola idea era ridícula.
Sin pensarlo dos veces, escribió un mensaje a Melanie. «¿Se llama Ethan Watson?».
La respuesta de Melanie llegó casi al instante. «Sí. ¿Cómo lo sabes, Mariana?».
«Es de los barrios marginales», respondió Mariana. «¿Tu profesora lo puso en la clase equivocada por error?».
Las palabras golpearon a Melanie como una bofetada. ¿De los barrios marginales? ¿Compartiendo clase con ella? La idea no solo era ofensiva, era una afrenta personal.
Por muy orgullosa que fuera, Melanie no podía tolerar compartir clase con alguien de los barrios marginales. Para ella, era un insulto.
Levantó la mirada hacia el fondo del aula, donde estaba Ethan, y apretó los dientes con furia. Iba a echar a ese delincuente de su clase.
Melanie se puso de pie y se dirigió hacia Ethan con paso firme, como una tormenta que se avecina. —Oye —ladró—. ¿Por qué te haces el mudo? ¿No has oído las preguntas de tus compañeros?
Ethan levantó la vista, frunciendo el ceño y entreabriendo los labios como si buscara las palabras adecuadas en un idioma extranjero. Nunca se le había dado bien tratar con desconocidos, y ahora sus miradas le quemaban la piel.
—No sé qué decir —murmuró, casi inaudible.
—¿No sabes o es que te da miedo hablar? —insistió Melanie, arqueando las cejas en señal de burla. Observó su mirada evasiva con fría diversión—. ¿Qué pasa? ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O es que eres tan tonto? Te han preguntado de dónde eres. No es física cuántica.
Se hizo el silencio en la clase.
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