Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 282
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Capítulo 282:
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El pecho de Rosanna subía y bajaba como un barco atrapado en una violenta tormenta, su respiración era entrecortada mientras luchaba por mantenerse entera, sus ojos brillaban peligrosamente con lágrimas contenidas.
Pero no podía llorar. No, no les iba a entregar su humillación en bandeja de plata.
A esas alturas, Charles ya no podía quedarse de brazos cruzados. Rápidamente ordenó a Gavin que enviara a alguien para que cerrara la retransmisión en directo. La desgracia de Rosanna estaba mancillando la reputación de la familia Ward, arrastrándola por el barro ante los ojos de todos.
Seguro que había algún malentendido. Tenía que ser obra de esa maliciosa Maia, que había conspirado con Pattie, de MCN, para tenderle una trampa a Rosanna.
Tenían que llegar al fondo del asunto rápidamente, antes de que la retransmisión en directo difundiera aún más el escándalo.
Pero el caos ya se había apoderado del salón de banquetes. Los invitados se quedaron paralizados, incapaces de apartar la mirada del desastre que se estaba produciendo.
La multitud había bloqueado completamente el paso, imposibilitando que el equipo de Gavin llegara al escenario, y mucho menos detuviera al camarógrafo. Peor aún, muchos invitados ya habían sacado sus teléfonos y estaban transmitiendo la escena en vivo, lo que hacía que detener la transmisión fuera una causa perdida.
Se suponía que ese iba a ser el gran día de Rosanna y Gavin, su fiesta de compromiso, pero ahora todas las cámaras, todas las miradas, todos los susurros se centraban en Maia.
Parecía que el destino tenía un sentido del humor retorcido: cada vez que Rosanna intentaba hacer tropezar a Maia, acababa cayéndose de bruces. El maestro de ceremonias estaba al frente, con el sudor corriéndole por la cara como la lluvia en una tormenta de verano, y la situación se estaba descontrolando irremediablemente. En todos sus años como presentador de eventos, nunca se había enfrentado a un desastre como este.
Respirando con dificultad, se obligó a hablar por el micrófono, con la voz quebrada por la tensión. «Eh… el momento propicio ha pasado. ¿Continuamos con la ceremonia de compromiso?».
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Todas las miradas se dirigieron hacia las familias Morgan y Ward.
El rostro de Sandra se sonrojó de furia y humillación, pero se negó a permitir que el banquete se viniera abajo delante de todos. Alzando la voz, gritó: «¡Por supuesto!».
Tiró del brazo de Rosanna con urgencia y le susurró: «Rosanna, pase lo que pase, debes comprometerte hoy».
Volviéndose hacia Pattie, Sandra esbozó una sonrisa tan falsa que casi le agrietó el rostro. «Señora Miller, este vestido lo compró la señorita Cooper como regalo para Rosanna. MCN nunca dijo que no se le podía comprar un vestido a una clienta incluida en la lista negra, ¿verdad?».
Había cierta lógica retorcida en su argumento, y algunas personas asintieron pensativas.
Pattie levantó ligeramente una ceja; había logrado su objetivo. Ahora toda la sala sabía que Rosanna estaba en la lista negra de MCN, y la duda se cernía sobre ella como una sombra.
Al ver que no había necesidad de seguir insistiendo, Pattie no dijo nada más.
El cuerpo de Rosanna temblaba por la rabia y la humillación reprimidas. Estaba al borde del colapso, pero se obligó a respirar profundamente, agarrándose al brazo de Vince para apoyarse.
Sus uñas se clavaron en la palma de la mano hasta romperle la piel, y la sangre brotó, pero apenas sintió el dolor. Grabó la vergüenza de ese día en lo más profundo de su corazón y juró que nunca olvidaría la humillación que Maia le había causado.
Vince, todavía aturdido por el caos, estaba a punto de dar un paso adelante con Rosanna cuando una voz fría y serena llamó desde detrás de ellos, cortando el ruido como una navaja.
—Esperen.
Vince se volvió y vio a Maia de pie, tranquila entre la multitud, con la mirada fija en él.
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