Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 255
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 255:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Maia parpadeó, sorprendida por la pregunta. «Estamos legalmente casados y, mientras lo estemos, nunca haría nada que traicionara tu confianza».
Chris frunció ligeramente el ceño, con un tono de insatisfacción en su voz.
«Esa no es la respuesta a la pregunta que te he hecho».
Maia apretó los labios, sin saber qué decir.
Chris la observó en silencio durante un momento antes de soltar un suspiro, con los ojos nublados por una leve decepción. Su tono era herido cuando dijo: «Maia, después de todo lo que pasó anoche, ¿de verdad vas a fingir que no pasó nada?».
Maia sintió una sacudida y su corazón dio un vuelco. Lo miró atónita. —¿Qué quieres decir? ¿Qué te hice anoche?
Los afilados ojos almendrados de Chris se entrecerraron brevemente antes de volver a adoptar su actitud relajada y despreocupada. Levantando ligeramente una ceja, preguntó: «¿Qué tal si lo piensas y lo averiguas?». Sin esperar respuesta, empezó a cerrar la puerta.
El pánico se apoderó del pecho de Maia, que se abalanzó hacia delante para detenerlo. «¡Espera!».
Se esforzó por recordar los detalles de la noche, pero su mente estaba confusa. Lo único que le venía a la mente eran imágenes fragmentadas.
Lo único que podía recordar con claridad eran las oleadas de calor que envolvían su cuerpo y una neblina que nublaba sus pensamientos.
¿Realmente había pasado algo entre ella y Chris?
Por más que lo intentaba, los recuerdos se negaban a volver. Presa de la ansiedad, exclamó: «¿Puedes decirme qué pasó realmente anoche? No lo recuerdo».
Chris la miró con una sonrisa pícara en los labios. «Me estoy preparando para cambiarme. ¿Te vas a quedar ahí parada mirándome?».
𝑁𝑜𝓋𝑒𝒹𝒶𝒹𝑒𝓈 𝓎 𝓂á𝓈 𝑒𝓃 ɴσνєʟα𝓼4ƒα𝓷.c♡𝗺
Maia se sonrojó y soltó rápidamente el pomo de la puerta.
Se oyó un suave clic cuando la puerta se cerró con firmeza delante de ella.
Maia dio un paso atrás instintivamente, con el corazón latiendo con fuerza. Recordó que Vince la había drogado la noche anterior y que Chris había aparecido justo a tiempo para rescatarla.
Pero más allá de eso, todo se volvió borroso y un dolor agudo le latía en las sienes.
¿Podría ser que, bajo los efectos de la droga, hubiera terminado acostándose con Chris?
Unos minutos más tarde, Chris salió de su habitación, ya vestido y con aspecto fresco.
Justo en ese momento, sonó el timbre con la llegada de la comida a domicilio, y pronto se encontraron sentados uno frente al otro en la mesa del comedor.
Aunque las gachas olían de maravilla, Maia apenas podía dar un bocado. Su cabeza era un torbellino de preguntas sin respuesta y, por mucho que lo intentara, no podía sacarse de la cabeza la confusión que la carcomía.
Quería preguntarle a Chris qué había pasado realmente, pero las palabras se negaban a salir de su boca. Cada vez que lo intentaba, la vacilación se apoderaba de ella y dudaba de sí misma.
Frente a ella, Chris comía lentamente, con el rostro tranquilo e impenetrable, como si nada fuera de lo normal hubiera sucedido.
Maia apretó la cuchara, removiendo distraídamente las gachas y mirándolo de reojo cada vez que creía que él no la veía. Vestido de manera informal, Chris estaba guapísimo, sin esfuerzo, irradiando encanto sin siquiera intentarlo.
Una ligera descarga de adrenalina aceleró su corazón.
.
.
.