Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 172
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Capítulo 172:
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Se sentía al borde del colapso. La falta de sueño de la noche anterior exigía recuperarse. Maia pensó que si hubiera habido una cama cerca, se habría quedado dormida en cuanto se tumbara.
Después de dormir, aún le quedaba un compromiso: una reunión en la oficina de Zenith Legal en Wront con su abogado. Él se había puesto en contacto con ella la noche anterior para discutir hoy en persona aspectos cruciales de su caso.
—Entendido, jefe. Descanse un poco. ¡Llame si necesita algo! —respondió la voz apresuradamente.
Maia colgó y llamó a un taxi.
De vuelta en casa, se derrumbó sobre la cama y cayó inmediatamente en un sueño profundo. No se movió hasta bien pasada las tres de la tarde, sin darse cuenta de que se había olvidado de preparar el almuerzo para Kathie.
Había puesto el despertador, pero era como si no lo hubiera hecho.
Apenas despierta, Maia llamó rápidamente a Ethan. Al saber que tanto Kathie como Ethan habían conseguido comer, suspiró aliviada.
«Cuídate tú también, ¿vale? No te excedas». La preocupación de Ethan era evidente. Al notar las ojeras de Maia esa mañana, quería asegurarse de que no se esforzara demasiado. «Yo me encargo de todo aquí, así que no te estreses».
«Ethan, eres mi salvavidas. ¡De verdad, eres el mejor hermano pequeño!», respondió Maia con una risita, con voz llena de cariño.
Maia sintió una oleada de calor. Tener un hermano menor tan considerado e inteligente era sin duda una bendición.
Al otro lado, Ethan se sonrojó, pero su voz irradiaba orgullo.
La conversación también trajo buenas noticias: Kathie se estaba recuperando bien, gracias a las comidas nutritivas y a la excelente atención hospitalaria. Parecía que podría recibir el alta en solo unos días.
Antes de terminar la llamada, Maia animó a Ethan a que siguiera estudiando y a que la llamara si surgía algún problema.
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Ahora completamente despierta, Maia volvió a coger el teléfono para llamar a Vincenzo. Dado que el caso legal les involucraba a ambos, era esencial mantenerse coordinados. Zenith Legal había compartido recientemente su declaración conjunta en Internet y estaban procediendo como co-demandantes contra los atacantes online y los difusores de rumores.
Tras confirmar su cita, Maia se recogió su larga melena en una elegante coleta y se enfundó un traje beige a medida. Se miró una última vez en el espejo, satisfecha con su impecable aspecto, antes de salir de casa.
Cuando Vincenzo llegó a la entrada de Zenith Legal, sus ojos se posaron en Maia, lo que le hizo detenerse momentáneamente. Estaba acostumbrado a verla con ropa informal y desenfadada, que irradiaba una atmósfera relajada. Sin embargo, hoy vestía ropa impecable y profesional que subrayaba su determinación, como si se estuviera preparando para un enfrentamiento legal.
Al llegar a las puertas del bufete, estaban a punto de entrar cuando se percataron de que un hombre los esperaba. Este hombre, vestido con un traje elegante, se acercó, abrió la puerta con una reverencia respetuosa y les indicó que entraran con un gesto cortés.
—Señorita Watson y señor Casadei, bienvenidos —dijo.
Maia y Vincenzo intercambiaron miradas en silencio y entraron.
Al entrar, se encontraron con una escena que los dejó a ambos atónitos. El interior era mucho más lujoso de lo que habían imaginado y, a ambos lados del pasillo, había abogados de pie, en posición de firmes, casi como si estuvieran allí para recibirlos.
No parecían haber sido contratados específicamente para recibirlos. En cambio, Vincenzo y Maia se fijaron en las insignias que llevaban en el pecho, que dejaban claro que eran abogados del bufete.
Vincenzo dejó que Maia pasara delante, ralentizando el paso mientras observaba la inusual recepción. Era una experiencia completamente nueva para él.
Maia avanzó con paso firme y seguro, sin dejarse intimidar por la grandiosa bienvenida.
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