Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 153
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 153:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Técnicamente, compartían casa, pero no cama.
—¿Algo así? —repitió Elvira con un suspiro dramático, cruzando los brazos—. Eso no suena muy propio de una esposa. Y todavía no me has dicho quién es ese hombre misterioso. No me digas que te casaste con algún tipo sospechoso.
Maia se rió entre dientes. —¿Puedes bajar un poco el tono? Mi vida amorosa no es de dominio público.
«Solo estoy siendo una buena amiga», respondió Elvira, sacando el labio inferior. «Si te casaste con un idiota, es mi deber darle una paliza por ti».
—No te preocupes, no soy tan imprudente —dijo Maia, cogiendo una diadema azul claro y tirándola sobre el mostrador sin pensarlo dos veces.
Cuando salieron de la boutique, las farolas se habían encendido y la noche se había apoderado por completo de la ciudad.
Elvira le dedicó una sonrisa de lado. —Se está haciendo tarde. ¿Quieres que te lleve a casa? Maia miró su reloj y asintió con la cabeza.
Al poco rato, un elegante Porsche Macan rojo se detuvo frente a los apartamentos Elysium.
Elvira miró el edificio reluciente y le dedicó una sonrisa pícara a Maia. —Ya hemos llegado. ¿No deberías invitarme a subir a tomar un té o algo?
—NO —respondió Maia sin dudarlo.
Elvira soltó un suspiro exagerado. —Me tratas como si fuera a robarte —refunfuñó, aunque no hizo ningún gesto de insistir.
Maia se desabrochó el cinturón de seguridad, salió al aire nocturno y saludó con la mano por encima del hombro. —Llega bien a casa. Te invitaré a cenar otro día.
«¡Más vale que sea casera!», le gritó Elvira, aún sonriendo mientras Maia desaparecía.
Una vez fuera de su vista, Elvira entró en el vestíbulo y su sonrisa se desvaneció. Rápidamente envió un mensaje y luego llamó a un investigador privado.
Encuentra más en ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.𝓬𝓸𝓂 para ti
—¿Hola? Te acabo de enviar la dirección y algunas fotos. Vigílala. Si la ves con un hombre, hazle fotos inmediatamente. Quiero todos los detalles que puedas averiguar.
Los labios de Elvira se curvaron en una sonrisa astuta y cómplice. «A ver qué tipo de hombre se atreve a entrar en el territorio de mi hermano. Lo descubriré todo».
Arriba, Maia entró en su apartamento y se quitó los zapatos. Justo cuando se acomodaba, su teléfono vibró. Una notificación de Twitter parpadeó en la pantalla con un titular sensacionalista: «Maia al descubierto: ¡pillada en una cita secreta con un hombre mayor!».
Maia frunció el ceño mientras desbloqueaba el teléfono y abría Twitter. Justo en la parte superior de la lista de tendencias, el hashtag #MaiaBeingKept aparecía en letras mayúsculas.
Pulsó en el tema y la primera imagen que apareció le hizo entrecerrar los ojos. Era una foto borrosa, tomada cuando ella y Vincenzo estaban cenando en un restaurante. La foto estaba tomada desde un ángulo tan complicado que parecía que estaban sentados muy cerca, susurrándose cosas íntimas al oído.
Al desplazarse hacia abajo, se dio cuenta de que habían desenterrado los datos personales de Vincenzo y los habían difundido por todo el hilo: su edad, su negocio, incluso el hecho de que tenía familia.
Una risa fría y sin humor se escapó de los labios de Maia mientras se desplazaba por la creciente marea de comentarios. Como era de esperar, los fans de Rosanna estaban en modo de ataque total, avivando el fuego con nueva energía.
Los insultos llenaban la pantalla como la pólvora.
«¡Vincenzo, propietario de una joyería, mayor de cincuenta años, casado y con hijos! Hay gente que nunca cambia. ¡Una vez ladrón, siempre rompehogares!».
«Cada vez que te das la vuelta, esta mujer está envuelta en algún escándalo. Primero roba cosas, ahora roba maridos. ¡Qué vergüenza!».
«Mira esta foto. ¡Qué vergüenza! ¿Sentados así en la cena? ¡No tienen pudor!».
.
.
.