Resurgiendo de las cenizas. - Capítulo 1114
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1114:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Hizo una pausa y miró fijamente a Jarrod con una mirada deliberada y cargada de significado.
Una fría sospecha se apoderó de la mente de Jarrod, y el miedo se le revolvió en las entrañas. Se encontró a sí mismo soltando: «¿Estás diciendo que Maia está detrás de todo esto? ¿Que ha estado tramando todo desde las sombras?».
«No puedo afirmarlo con certeza», dijo Rosanna, con un tono firme pero inquieto. «Pero no creo que Maia sea tan imprudente como para conspirar contra mamá y papá. Aunque no sea de su sangre, no creo que fuera tras ellos a menos que algo insoportable la empujara demasiado lejos».
Los pensamientos de Jarrod se dispersaron, dejándolo vacío durante un instante.
Entonces, fragmentos de memoria surgieron y encajaron de una manera que no había notado antes.
Maia había sido clara: no quería formar parte de la familia Morgan. Aun así, sus padres se negaban a dejarla en paz y la acosaban con llamadas y mensajes. Cuando ella bloqueó sus números, simplemente encontraron otros nuevos y volvieron a intentarlo, disculpándose repetidamente.
Una aguda comprensión brilló en los ojos de Jarrod mientras miraba a Rosanna. «Eres demasiado indulgente, Rosanna. ¿Nunca has dudado de ella? Ella les dijo a papá y a mamá que hicieran ese viaje. Y no olvides que se pudrió en la cárcel durante cuatro años por nuestra culpa. ¿Crees que eso no le llenó de odio?».
No se atrevía a pronunciar su nombre como antes. Maia ya no era su hermana. Era Maia Watson, una mujer que podría haber intentado acabar con la vida de sus padres.
Cada hilo, cada detalle se entrelazó hasta que Jarrod se convenció de la verdad.
—Incluso intenté llamarla desde otros números —murmuró Jarrod, con la voz quebrada por la frustración—. Pero nunca contestó. Rosanna, no soy inteligente y necesito que me ayudes a resolver esto. Necesito saber cómo descubrir la verdad.
Rosanna exhaló en silencio y sintió cómo se le aliviaba el pecho. Llevarlo hasta ese punto le había costado mucho, pero el resultado era exactamente el que ella quería.
Rosanna sabía que no podía presionarlo demasiado, al menos todavía no. Tenía que hacer creer a Jarrod que los descubrimientos eran suyos.
𝒩𝑜𝓋𝑒𝒹𝒶𝒹𝑒𝓈 𝓋𝒾𝓋𝑒𝓃 𝑒𝓃 ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.𝒸𝑜𝗺
«Está bien», respondió con voz tranquila. «Cuéntame todo. Quiero los hechos y quiero los rumores que te ha dado miedo contar».
El tiempo pasó y, cuanto más hablaban, más sombríos se volvían sus rostros.
—Jarrod, ¿no lo ves? —dijo Rosanna, con palabras llenas de indignación—. Todos hemos sido cegados por la actuación de Maia. No solo nosotros, sino todos los que la rodean. Ella se hace la inocente, pero todo es una actuación.
Sus ojos se desviaron hacia la cama del hospital donde yacían en silencio sus padres. «Mamá, papá, no os preocupéis. Jarrod y yo nos aseguraremos de que se haga justicia».
Jarrod se presionó las sienes con las manos, con una tormenta rugiendo en su mente. Balbuceó: «Necesito aire… y un cigarrillo», antes de salir.
Los recuerdos de la alegre sonrisa de Maia, la forma en que una vez lo había seguido, comenzaron a desmoronarse como si una mano invisible los borrara trazo a trazo. Al mismo tiempo, la promesa de Rosanna —«Jarrod y yo nos aseguraremos de que se haga justicia»— encendió algo oscuro en su pecho, dejando que el resentimiento se arraigara silenciosamente.
Jarrod se encontró solo en la azotea, encendiendo un cigarrillo tras otro y dejando que las cenizas se esparcieran por donde cayesen.
A pesar de todas las pruebas que condenaban a Maia, decidió enfrentarse a ella directamente y darle una última oportunidad para que contara su versión.
.
.
.