Resurgiendo de las cenizas. - Capítulo 1103
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Capítulo 1103:
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«Jarrod, dime rápido, ¿cómo están mamá y papá?», preguntó Rosanna con ansiedad. Antes de que Jarrod pudiera responder, corrió hacia la cama de Sandra y se arrodilló en el suelo. «Mamá, soy yo, Rosanna. ¿Qué te ha pasado? ¡Por favor, abre los ojos y mírame!».
Los ojos de Rosanna se posaron en Richard, que yacía envuelto en tubos, y dijo: «Papá, ¿qué os pasa a los dos? Hace solo unos días, todo parecía ir bien. ¿Por qué decidisteis de repente conducir hasta ese lugar?».
Las lágrimas nublaron su visión cuando Rosanna finalmente se volvió hacia Jarrod, con la voz quebrada. «Jarrod, dime con sinceridad, ¿qué han dicho los médicos? ¿Hay alguna posibilidad de que mamá y papá despierten?».
Al otro lado de la puerta, Austen permanecía en silencio, observando a través del estrecho cristal. En silencio, aplaudió la excelente actuación de Rosanna.
«Esas dotes interpretativas… De verdad, Rosanna, la Academia te debe un trofeo de oro», murmuró en silencio, con una sonrisa pícara en los labios.
Dentro de la habitación, Jarrod apretó las manos con más fuerza, con la mirada fija en el rostro bañado en lágrimas de su hermana. En ese momento, se dio cuenta de lo injusto que había sido con ella antes.
Después de todo, la sangre los unía más que cualquier otra cosa.
Aunque Rosanna hubiera tomado decisiones imprudentes y hubiera hecho daño a otros, incluida Maia, seguía siendo su hermana menor.
«Siento… cómo te traté antes», dijo Jarrod por fin.
En lugar de apartarse, Rosanna le tomó las manos y negó con la cabeza. —Jarrod, dejemos el pasado atrás. Tomé decisiones que tuvieron consecuencias y no puedo culpar a nadie más que a mí misma. No es momento de darle vueltas a eso. Por favor, solo dime lo que dijo el médico. —Su voz se tensó mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Por un breve instante, Jarrod se sintió más aliviado, convencido de que Rosanna tenía razón. El pasado debía permanecer enterrado.
Aun así, las palabras que ella quería oír pesaban mucho en su lengua.
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Solo después de una larga pausa, presionado por la urgencia en la mirada de Rosanna, logró hablar. —El médico cree que las posibilidades de que mamá y papá despierten son muy escasas. Ahora están en algo parecido a un coma.
En cuanto escuchó esas palabras, Rosanna retiró las manos de las de Jarrod y dio un paso atrás lentamente. Bajó la cabeza y su cabello cayó hacia delante como una cortina de dolor.
Sus hombros temblaban, pintando la imagen de alguien aplastado por un dolor insoportable.
Lo que nadie podía ver era la verdad. Detrás de ese velo de cabello, Rosanna no temblaba por la desesperación, sino por una oleada de emoción oculta.
Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.
¡Un estado similar al coma!
Para ella, era el resultado perfecto.
Era una noticia inesperadamente buena… Rosanna dio un suspiro de alivio. Mientras sus padres no despertaran, la verdad quedaría enterrada para siempre.
Todo el esfuerzo que había dedicado a su actuación ante Jarrod había dado sus frutos. Como Richard y Sandra no podían despertar, se ahorró la peligrosa tarea de silenciarlos en el hospital.
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