Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 1024
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Capítulo 1024:
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Ethan le había pedido que fuera a buscar el teléfono y, a pesar del dolor, había escrito esa pregunta como si fuera una cuestión de vida o muerte.
¿Cómo era posible que nadie lo viera?
Sus sentimientos por Maia iban mucho más allá del simple afecto.
Maia no era solo alguien que le gustaba, era su esposa.
Para Chris, la vida de Maia era más importante que la suya propia, y no había peligro que no afrontara para mantenerla a salvo.
Tras una breve pausa, Chris escribió su respuesta. «Por supuesto. Nadie apoya a Maia más que yo».
Desde la cama del hospital, Ethan siguió con la mirada los dedos de Chris mientras se movían por la pantalla. Por un instante, le asaltó la sospecha de que tal vez acababa de enviar un mensaje privado a Chris.
Sacudió ligeramente la cabeza, descartando esa idea. No, eso era absurdo, seguramente no era más que una coincidencia.
Al observar la expresión de Chris mientras escribía, Ethan pensó que estaba chateando con una mujer.
Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Chris, e incluso miró en dirección a Maia una vez enviado el mensaje.
Maldita sea. Ethan sentía una punzada en el pecho por las ganas que tenía de golpear los ojos descarados y coquetos de Chris.
¿Cómo podía Chris sentarse allí, charlando tan alegremente con otra mujer, justo delante de Maia?
Peor aún, de vez en cuando se volvía hacia ella con esa sonrisa tonta y amable. Ethan no tenía ninguna duda: los sentimientos de Chris hacia Maia distaban mucho de ser puros.
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¿Por qué iba ella a contratar a alguien así para que la protegiera? Era como dejar entrar al zorro en el gallinero.
Decidido a abordar el tema, Ethan resolvió enviar un mensaje directo a «JusticeBlaze».
Una vez tomada la decisión, escribió: «Tengo que ser sincero contigo. No te sorprendas, pero en realidad soy el hermano menor de Maia». Casi al instante, el teléfono de Chris emitió un suave zumbido.
Ethan entrecerró los ojos. ¿Podría ser otra coincidencia? Cuando miró la pantalla, la respuesta decía: «Sí, eres Ethan Watson. Ya lo sabía».
Los dedos de Ethan temblaron sobre el teléfono y una oleada de emoción lo invadió.
Resultó que Hurst sabía desde el principio que era el hermano de Maia.
¡Eso era… maravilloso!
Los recuerdos del accidente pasaron por la mente de Ethan: cómo Hurst había mostrado el mismo nivel de preocupación que Melanie, había organizado el hospital, había pagado todos los tratamientos y se había ocupado de innumerables detalles.
Se dio cuenta de que, durante todo ese tiempo, él había sido el único que no sabía nada.
Sin perder un momento, Ethan redactó otro mensaje. «No pensé que lo descubrirías tan pronto. La verdad es que… yo también tengo una idea bastante clara de quién eres. Espero que aproveches al máximo esta oportunidad y que, algún día, acabes siendo el marido de Maia, protegiéndola y alejando toda la infelicidad de su vida».
Ethan se quedó mirando las líneas que brillaban en la pantalla de su teléfono, las palabras que acababa de escribir pesaban más que cualquier secreto que hubiera guardado jamás. Su corazón latía tan fuerte que parecía que fuera a salirse del pecho.
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