¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 522
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Capítulo 522:
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Ray agarró con fuerza un pequeño mando a distancia, conectado a todos los explosivos del refugio. Se había decidido a actuar. Si era necesario, se llevaría a Vincent con él.
Sin embargo, Vincent no permitiría esa oportunidad. Sin dudarlo, apuntó y disparó a Ray en la muñeca izquierda, haciéndole gritar de dolor.
Cuanto más luchaba Ray, más gas tóxico inhalaba. Su rostro se contorsionaba en agonía, como si le hubieran clavado un cuchillo.
Sucumbir al gas tóxico fue una muerte insoportablemente dolorosa, y pronto, Ray no pudo soportar más el tormento. Tenía las muñecas y las rodillas destrozadas. Se derrumbó, sollozando y pidiendo clemencia.
«Por favor, dame una oportunidad de vivir. Te lo ruego. O termínalo ahora, dispárame y detén esta agonía».
El aspecto de Ray era horrible. Le salía sangre por todas las aberturas de la cara y su boca echaba espuma de una mezcla de blanco y rojo. Vincent miraba, con expresión fría y vacía de emoción.
«No tendrás esa oportunidad», declaró fríamente. La empatía de Vincent había quedado anulada por la traición de Ray. Algunas personas simplemente no merecían compasión. Se ganaban su destino.
Ray levantó la mirada aterrorizado, incapaz de comprender su destino mientras moría, con los ojos abiertos, mirando al vacío. Su rostro era más monstruoso que el de cualquier demonio mítico.
Katelyn bajó corriendo del edificio de enfrente. Antes de que pudiera acercarse, Vincent le tapó los ojos con una mano y le puso un pañuelo húmedo en la boca y la nariz con la otra.
«No mires; no respires.»
Katelyn asintió enérgicamente y siguió de cerca a Vincent mientras éste se la llevaba.
Los restos de Ray serían tratados por el equipo designado.
Aunque Vincent la había protegido rápidamente de la horripilante visión, Katelyn ya había visto suficiente a través de su visor desde la azotea. Era, sin duda, la muerte más horrible que había presenciado nunca.
Sin embargo, Vincent permaneció junto a Ray todo el tiempo, presenciando su atroz final.
Vincent nunca fue conocido por su compasión. Su ascenso al poder se definió por su liderazgo inflexible. La violencia y la crueldad estaban entretejidas en el tejido mismo de su ser. Sin embargo, siempre había ocultado esta faceta de sí mismo a Katelyn.
Pensar en él como un simple caballero había sido un grave error. Todo el mundo tenía muchas facetas, y los demás sólo veían lo que una persona estaba dispuesta a mostrar. Vincent siempre presentaba su mejor cara a Katelyn. No fue hasta que estuvieron lejos de la escena de violencia que Vincent finalmente aflojó su agarre.
Al observar el rostro ceniciento de Katelyn, preguntó con tono de disculpa: «Lo siento. ¿Te ha asustado?»
El pulso de Katelyn empezaba a disminuir, aunque las imágenes de lo que había presenciado aún le revolvían el estómago. Se encontró con la mirada de Vincent.
«Así que esto es lo que realmente eres, ¿no? Cruda y real».
Si Katelyn tuviera que comparar ahora a Vincent con un animal, pensaría en un lobo. En una estructura de poder familiar tan retorcida y dura, solo alguien curtido podía llegar a lo más alto.
Entender a alguien no era sólo oír lo que decía. Se trataba más bien de ver lo que hacían. La prueba de hoy le había enseñado a Katelyn una dura lección sobre quién era Vincent en realidad.
De repente, Vincent perdió el color de la cara y, antes de que pudiera hablar, se desplomó.
«¡Vincent!» Katelyn instintivamente se acercó a él, sólo para sentir una humedad cálida en sus manos. La sangre rezumaba de su hombro.
La tela oscura de la ropa de Vincent casi ocultaba la mancha de sangre.
«¡Vincent!» Presa del pánico, Katelyn lo llevó a toda prisa al hospital.
Pasó una noche inquieta en el pasillo del hospital, y sólo encontró alivio cuando se enteró de que la operación había sido un éxito. De vuelta en el hotel, Katelyn logró descansar unos momentos antes de preparar una sopa nutritiva para Vincent.
Sin embargo, cuando abrió la puerta de su habitación en el hospital, se sobresaltó al encontrar a una extraña mujer sentada junto a la cama de Vincent.
La mujer levantó la vista al oír el ruido y sus ojos se clavaron en los de Katelyn.
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