¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1636
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Capítulo 1636:
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Katelyn miró con ternura a Ashlyn y esbozó una sonrisa mientras decía: «Dejemos esa conversación para más tarde. Hay que atender tu muñeca».
La urgencia de tratar la herida de Ashlyn aumentaba con cada minuto que pasaba, ya que cualquier retraso solo empeoraría su estado. Era fundamental actuar con rapidez para que se recuperara mejor.
En silencio, Ashlyn asintió con la cabeza. El dolor había adormecido su sentido del tacto hasta el punto de que no sentía nada en la muñeca. Colocó la mano sobre el reposabrazos, dejando a Katelyn libertad para proceder.
En primer lugar, Katelyn administró un anestésico a Ashlyn y, a continuación, comenzó con destreza la intervención quirúrgica con un bisturí.
Para Katelyn, este tipo de procedimientos eran rutinarios, pero requerían precisión para no dañar los nervios circundantes. A pesar de su naturaleza rutinaria, la cirugía exigió casi tres horas de atención meticulosa por parte de Katelyn.
Después de extraer la bala, Katelyn limpió cuidadosamente la herida y la cosió. A continuación, vendó la muñeca de Ashlyn con un vendaje, asegurándose de que quedara bien sujeto.
Después de asegurarse de que todo estaba en orden, Katelyn dirigió su mirada hacia Ashlyn y descubrió que había sucumbido al cansancio. Ashlyn ahora dormía profundamente, con el cuerpo desplomado contra la silla.
Una ola de remordimiento invadió a Katelyn al observar el sueño tranquilo de Ashlyn. No podía quitarse de la cabeza la sensación de que era responsable de los desafortunados acontecimientos del día. La culpa pesaba mucho en el corazón de Katelyn.
Se acercó en silencio, ajustó el respaldo de la silla de Ashlyn para que estuviera más reclinada y pudiera dormir más cómoda, y la cubrió con una manta fina que había cerca. A continuación, le administró un medicamento antiinflamatorio por vía intravenosa para evitar posibles infecciones.
Solo después de atender las necesidades inmediatas de Ashlyn, centró su atención en otros asuntos urgentes.
La muerte de Brendan había complicado mucho la vida tanto a Katelyn como a Vincent. Vincent, en particular, se enfrentaba a la abrumadora tarea de asumir las funciones de Brendan, una transición llena de complejidades.
Pero cuando Katelyn abrió la puerta del estudio, su mirada se posó en Jaxen, que estaba apoyado en la barandilla del pasillo.
Sobresaltado por el ruido, Jaxen, que estaba dormitando, abrió los ojos de golpe y fijó la mirada en Katelyn en cuanto salió.
En ese momento, la emoción invadió el corazón de Jaxen. Aunque había albergado sospechas de que Katelyn podría estar realmente muerta, verla en persona era una realidad completamente diferente. El impacto emocional fue mucho mayor de lo que había previsto.
Se le hizo un nudo en la garganta mientras miraba a Katelyn, y apenas pudo balbuear: «Katelyn, ¡estás viva!».
Alfy se pondría muy contento al saber que Katelyn seguía viva. Sin embargo, Jaxen comprendió que revelar la supervivencia de Katelyn era prematuro. Con una mirada y un dedo en los labios, Katelyn le indicó a Jaxen que guardara silencio. Miró hacia abajo para asegurarse de que estaban solos antes de susurrar: «Guarda esto en secreto. Es crucial».
Jaxen comprendió al instante la gravedad de la situación. Las sospechas que había tenido durante el viaje se despejaron. Estaba claro que Katelyn tenía razones de peso para mantener el secreto.
Jaxen asintió rápidamente, indicando que lo entendía, y luego preguntó con vacilación: «¿Debería informar a Alfy?».
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