¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1631
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1631:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Pero justo cuando se agachó, Vincent atacó. Una brutal patada golpeó a Brendan en el costado, haciéndolo caer hacia atrás.
Se desató el caos. Los hombres de Brendan apuntaron con sus armas a Vincent; los hombres de Vincent hicieron lo mismo con Brendan. Un segundo después, los disparos llenaron el aire. Los estruendos ensordecedores lo invadían todo.
Ashlyn nunca había estado en medio de un tiroteo. Todo su cuerpo temblaba de miedo.
Jaxen se abalanzó sobre ella. Con rápidos reflejos, la empujó al suelo y la arrastró detrás del sofá.
Ashlyn se tapó los oídos, jadeando. No se atrevía a moverse.
Jaxen le lanzó una mirada. —Quédate aquí.
Si se exponía ahora, sería un lastre. Una moneda de cambio. Y habían venido aquí para salvarla, no para que volviera a convertirse en rehén. Ashlyn se obligó a permanecer inmóvil. Se acurrucó detrás del sofá, fingiendo que si se hacía lo suficientemente pequeña, podría bloquear el caos: las balas que cortaban el aire, los gritos, el olor a pólvora.
Mientras tanto, Vincent entró en acción. En el momento en que pateó a Brendan, rápidamente extendió el pie hacia el mando a distancia que había caído. Pero el dispositivo se deslizó fuera de su alcance, pasando por debajo de la mesa de centro. Ahora, ni él ni Brendan podían alcanzarlo.
Pero Ashlyn sí. Desde su escondite, fijó la mirada en el mando a distancia. Estaba cerca. A solo unos metros.
Su corazón latía con fuerza. Las balas seguían volando. Un movimiento en falso y quedaría atrapada en el fuego cruzado. Tragó saliva. Era peligroso.
Pero, aun así, Ashlyn tomó una decisión. Respiró hondo y se preparó. No podía arriesgarse a salir corriendo, así que empujó. Con todas sus fuerzas, empujó el sofá hacia delante, utilizándolo como escudo para bloquear las balas que se acercaban.
Ahora tenía la espalda totalmente expuesta a Vincent y sus hombres, pero confiaba en ellos. Sabía que no la harían daño accidentalmente.
Su estrategia funcionó. Las balas impactaron en el sofá en lugar de en ella. Se sintió invadida por el alivio.
Pero justo cuando iba a coger el mando a distancia, levantó lentamente la vista y se encontró con la mirada de Brendan.
Brendan rugió, con la voz llena de rabia: «¡Zorra, aléjate del mando!».
El corazón de Ashlyn latía con fuerza, pero no tenía otra opción. El miedo se apoderó de ella, pero si no alcanzaba el mando a distancia, todos morirían.
Al ver que Ashlyn lo ignoraba y seguía arrastrándose hacia la mesa de centro, Brendan gritó frenéticamente: «¡Mátala! ¡Ahora!».
Esas bombas eran su último recurso. Si no podía acabar con Vincent esa noche, todo se saldría de control. No podía permitir que eso sucediera, ni ahora ni nunca.
En el momento en que Brendan dio la orden, sus hombres dejaron de disparar a los hombres de Vincent y centraron toda su atención en Ashlyn. Ella no saldría viva de allí.
Ashlyn utilizó el sofá como escudo mientras las balas lo acribillaban, destrozando la tela y el relleno. El que una vez fue un lujoso mueble era ahora un amasijo de tela y balas, una clara señal del implacable tiroteo.
Ashlyn respiraba entre jadeos. El miedo la asfixiaba, pero los hombres de Vincent no estaban dispuestos a dejarla morir. En el momento en que los hombres de Brendan dirigieron su ataque hacia Ashlyn, los hombres de Vincent respondieron lanzando un feroz asalto contra Brendan.
.
.
.