¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1548
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Capítulo 1548:
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Katelyn se dio cuenta de que había dejado caer descuidadamente el auricular en su bolsillo, por lo que no había oído los gritos de Jaxen. En consecuencia, él no tuvo más remedio que escuchar su íntima charla.
Katelyn se detuvo, con una mirada de vacilación cruzando su rostro. De repente se dio cuenta de que, en su prisa, solo se había quitado el auricular y lo había metido en el bolsillo. Estaba tan absorta en el momento que se había olvidado de apagarlo.
Un rubor se extendió por las mejillas de Katelyn, aliviada de no haber compartido nada demasiado personal con Vincent.
Vincent se dio cuenta de la mirada nerviosa de Katelyn y le preguntó: «¿Qué pasa?».
Katelyn le lanzó una mirada afilada, con los ojos llenos de irritación. Sin decir nada más, sacó el auricular del bolsillo y lo apagó. Luego, con un suspiro de frustración, lo miró y dijo: «¡Jaxen ha oído todo lo que hemos dicho!». Su vergüenza era evidente.
Vincent le dedicó una sonrisa tranquilizadora. «¿Por qué te preocupas? Solo estamos siendo nosotros mismos. Si ha escuchado, es problema suyo».
A pesar de las palabras tranquilizadoras de Vincent, Katelyn se estremeció al pensar que alguien había escuchado sus coqueteos, lo cual le resultaba incómodo. Suspiró profundamente y decidió…
No discutir la opinión de Vincent, y centró su atención en el paisaje que se veía por la ventana del coche.
Este pequeño episodio aligeró sorprendentemente el estado de ánimo sombrío que tenía Katelyn. Sabía que tenía que tomarse un momento para pensar detenidamente en su próximo paso. Katelyn entendía que no era algo que debiera precipitarse. Tenía que sopesar cuidadosamente sus opciones.
Vincent respetó el silencio de Katelyn mientras miraba por la ventana, dándose cuenta de que estaba angustiada. En un intento por aliviar el ambiente, puso música y dejó que las suaves melodías llenaran el coche.
Continuaron su viaje en silencio hasta que llegaron a casa una hora más tarde.
Sin embargo, al entrar, Katelyn sintió inmediatamente que algo iba mal.
En el momento en que Katelyn entró, el aire la golpeó, denso y helado, como un peso que le oprimía el pecho. La casa parecía extraña y no podía quitarse de encima la inquietud que le recorría la espalda.
Frunció el ceño mientras un nudo de preocupación se le formaba en el estómago. ¿Ha pasado algo aquí? se preguntó, mirando rápidamente a su alrededor en busca de respuestas.
Los ojos de Katelyn se posaron entonces en Vincent, y su voz sonó aguda por la preocupación. «¿Qué pasa?», preguntó. «Algo no va bien».
Vincent negó con la cabeza, con una expresión que reflejaba su inquietud. Él también podía sentirla: la tensión pesada e inquietante que flotaba en el aire.
Sin decir nada más, Katelyn se dio la vuelta y subió las escaleras, sus pasos resonando en el inquietante silencio.
Ashlyn había regresado a casa más temprano ese día. ¿Había pasado algo después de que ella llegara? se preguntó Katelyn, con la mente acelerada. Un nudo de inquietud se apretó en su pecho. Con Sophia en la casa, los problemas podían estallar en cualquier momento.
Sin embargo, los guardias que vigilaban la casa no habían informado de nada. El misterio solo se intensificaba, dejando a Katelyn más desconcertada que nunca. Al llegar al segundo piso, vio a Khalid salir de su habitación al final del pasillo.
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