¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1546
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Capítulo 1546:
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Vincent saludó al rey con un sutil movimiento de cabeza, con la atención ya puesta en Katelyn. Con delicadeza, la guió hacia la salida, con un gesto protector y tranquilizador.
Mientras atravesaban los grandes salones, Katelyn se volvió hacia él, entreabriendo los labios como para decir algo. Pero Vincent le apretó ligeramente la muñeca, en una señal silenciosa e implícita.
Ella lo entendió de inmediato y volvió la mirada hacia el palacio por última vez antes de salir al aire fresco de la noche. El camino hasta el coche fue silencioso, con el peso del día entre ellos.
Una vez dentro, las puertas se cerraron, sellándolos en un capullo de privacidad. Vincent finalmente se volvió hacia ella y le preguntó con voz suave: «¿Cómo te sientes ahora?».
Katelyn abrochó el cinturón de seguridad y se volvió hacia Vincent con expresión pensativa. —Estoy bien, pero la mujer a la que fui a investigar… es escurridiza. Hay algo en ella que no cuadra.
Se reclinó en el asiento y trazó con los dedos el cinturón de seguridad, sumida en sus pensamientos. No saber la identidad de esa mujer se estaba convirtiendo en un serio obstáculo y hacía que toda la situación fuera mucho más precaria. Vincent agudizó la mirada, percibiendo la tensión en las palabras de Katelyn. «¿A qué te refieres exactamente?».
Había pasado toda la noche en vilo, con la ansiedad bullendo bajo la superficie. Si no hubiera sido por la información de Jaxen, podría haber perdido por completo la compostura, algo poco habitual en alguien tan controlado como Vincent. Afortunadamente, la noche había transcurrido sin incidentes, pero la tensión persistía.
Katelyn frunció aún más el ceño mientras continuaba, con un tono mesurado pero inquieto. —Está mentalmente inestable. No pude sacarle ninguna información útil, pero mi instinto me dice que es clave en todo lo que estoy investigando.
La frustración era evidente en su voz. La mujer era claramente importante, pero sin poder sacarla del palacio, Katelyn se sentía atrapada. Era un problema que no había previsto y que la atormentaba.
Vincent notó la arruga de preocupación que se dibujaba en la frente de Katelyn y, suavizando el tono de voz para tranquilizarla, dijo: «No te preocupes por eso. Encontraré la manera de solucionarlo».
Confiaba plenamente en Katelyn. Ella no era impulsiva y siempre había demostrado tener buen juicio. Fuera cual fuera la decisión que tomara, Vincent estaba decidido a apoyarla.
Además, el hecho de que alguien como esa mujer estuviera cautiva dentro de los muros del palacio planteaba serias preguntas. Ya no se trataba solo de la investigación de Katelyn, sino de descubrir la verdad que se escondía tras los motivos del rey.
Katelyn miró a Vincent a los ojos, con tono mesurado pero urgente. —Tenemos que andar con cuidado. Si repetimos lo que hemos hecho antes, el rey se dará cuenta.
Antes de que Vincent pudiera responder, un soldado salió del palacio con paso apresurado y expresión tensa.
—Por favor, esperen un momento, señorita Bailey, señor Adams —dijo el soldado. Katelyn y Vincent se volvieron hacia él con expresión de desconcierto.
—¿Hay algún problema? —preguntó Katelyn.
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