¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1530
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Capítulo 1530:
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Temiendo que Lois estropeara todo, Annie le dio instrucciones con inquietud: «Recuerda hacerlo bien. Si fallas, habrá graves consecuencias». Sin volver a mirar a Lois, Annie se dio media vuelta y se alejó con pasos medidos y deliberados. La conversación había terminado y no tenía intención de quedarse más tiempo. Su mente ya estaba en otra parte, concentrada en el siguiente movimiento, mientras Lois se quedaba sola.
Sin embargo, en cuanto Annie se alejó, Lois metió la mano en el bolsillo y sacó el teléfono. La pantalla se iluminó, proyectando un tenue resplandor sobre su rostro mientras escribía rápidamente un mensaje. Sus movimientos eran apresurados pero deliberados, como si cada segundo contara. Con un último toque, lo envió y se quedó sin aliento mientras miraba la pantalla, esperando una respuesta. «¡Muévete!», escribió.
La respuesta llegó casi al instante, y el teléfono vibró en la mano de Lois en el momento en que envió el mensaje. Lois miró la pantalla y se le cortó la respiración al ver las palabras.
Justo cuando Annie dio unos pasos, una repentina oleada de mareo la invadió. No fue abrumador, pero fue suficiente para hacerla detenerse a mitad de camino.
Annie sacudió ligeramente la cabeza, como para despejar la niebla que se había apoderado de sus pensamientos. El movimiento pareció ayudar, y el mareo remitió lo suficiente como para que recuperara la compostura. Con un leve suspiro, se enderezó, apartó la debilidad momentánea y continuó su camino.
Alguien se acercó a Annie, aparentemente para decirle algo, pero en ese momento, su cuerpo se paralizó. Todos sus músculos se tensaron, como si el tiempo se hubiera detenido. La sensación de mareo volvió, esta vez más fuerte, y la golpeó como un maremoto. Su visión se nubló y la habitación comenzó a girar violentamente mientras luchaba por mantener el equilibrio.
Su mente se aceleró, pero no había tiempo para pensar, solo para actuar. El mareo la oprimía, implacable y agotador. Necesitaba encontrar un lugar para descansar, un lugar tranquilo, un lugar tranquilo. Sus ojos se movieron rápidamente, escaneando la habitación, pero estaba llena de gente, cuyas voces y movimientos se mezclaban en un caos borroso.
En ese momento, oleadas de calor intenso recorrieron su cuerpo, familiares y desagradables. Annie reconoció la sensación de inmediato. Se trataba de algo mucho más que un simple mareo pasajero. El calor, la desorientación… todo parecía demasiado deliberado, demasiado calculado.
Las pupilas de Annie se contrajeron y su mirada se volvió aguda. ¡Era eso! Annie contuvo el aliento. La habían drogado.
Miró por encima del hombro hacia la puerta que tenía detrás y se acercó a ella. Annie sabía muy bien que si ocurría algo en ese pasillo, las repercusiones irían mucho más allá de ella.
Annie se dirigió hacia el patio trasero, cada paso una batalla contra la creciente pesadez de sus miembros.
Cada movimiento de Annie era observado, de cerca y en silencio, por Lois. Desde las sombras, cogió el vaso y dio un pequeño sorbo. Sus ojos permanecieron fijos en la puerta por la que Annie acababa de desaparecer, con una expresión indescifrable. Se quedó allí sentada, en silencio e inmóvil, esperando lo que sabía que iba a pasar.
Pronto, Annie llegó al patio trasero. A diferencia del ruidoso salón, el patio estaba envuelto en un silencio sepulcral, solo roto por el leve susurro de las hojas mecidas por la brisa. Annie esperaba que la tranquilidad calmara sus nervios crispados, que la soledad la ayudara a recuperar el control. Pero no había previsto lo intensos que serían los efectos de la droga. El calor seguía corriendo por sus venas como fuego, y el mareo hacía que el suelo pareciera moverse bajo sus pies. Su visión se nubló y sus piernas amenazaban con fallarle. Había subestimado la situación y ahora el tranquilo patio trasero no le ofrecía ningún refugio.
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Nota de Tac-K: Pásenla muy muy bien este fin de semana queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (ɔO‿=)ɔ ♥
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