¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1512
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Capítulo 1512:
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Levantándose hasta su máxima altura, se dirigió a una silla cercana y tomó asiento. Se formó un marcado contraste entre la figura destrozada y desaliñada de Sophia y la presencia serena de Katelyn.
—Habla —ordenó Katelyn tras acomodarse.
A través de la niebla de agonía que nublaba su mente, Sophia reunió sus últimas reservas de fuerza. Su mirada se posó en el rostro de Katelyn mientras susurraba: —Es tu alumno, Alfy.
Katelyn se quedó paralizada. La incredulidad se dibujó en su rostro mientras miraba a Sophia.
¿Alfy? Había pensado en todas las personas posibles, pero nunca en Alfy. Si Alfy estaba realmente en el centro de todo esto, ¿qué razón podría explicarlo? ¿Cómo podía Alfy tener alguna conexión con la Organización T? ¿Podría ser que Bernie ya estuviera vinculado a la Organización T? Si ese fuera el caso, entonces la participación de Alfy tendría sentido.
La revelación golpeó a Katelyn como un golpe físico. La aceptación de esta verdad inesperada se reflejó visiblemente en su rostro.
Entre respiraciones entrecortadas, Sophia continuó: —No sé hasta qué punto llega su conexión, pero la Organización T está protegiendo a Alfy. De eso estoy segura.
Estas palabras agotaron sus últimas fuerzas. Su cuerpo se desplomó contra el suelo y sus párpados se cerraron.
—Eso es todo lo que sé —murmuró Sophia—. Créelo o no.
Una mirada larga y penetrante fue la única respuesta de Katelyn. Su expresión no revelaba ni creencia ni incredulidad. En cambio, dio un paso adelante y le echó una pastilla en la boca a Sophia. «Duerme un poco».
Sophia no opuso resistencia. En el momento en que la pastilla se deslizó por su garganta, un alivio bendito comenzó a fluir por su cuerpo atormentado mientras el dolor remitía gradualmente.
¿Por qué Katelyn tenía acceso a venenos tan potentes y refinados que ni siquiera ella, una experta en toxinas, podía contrarrestarlos? Esa noche, Sophia probó todos los antídotos y técnicas que conocía. Nada funcionó. En todo caso, sus intentos solo empeoraron el dolor.
Katelyn no solo era experta en medicina. También se había convertido en una maestra sin igual en venenos.
Una oscura resentimiento se encendió en su pecho mientras Sophia observaba la figura de Katelyn alejándose.
¿Por qué? Durante su entrenamiento, Katelyn se había dedicado exclusivamente a la medicina. ¿Cómo había dominado el arte de fabricar venenos con tanta precisión mortal?
Aunque la amargura llenaba el corazón de Sophia, no podía hacer nada. Por ahora, sobrevivir significaba depender de Katelyn para purgar las toxinas mortales de su sistema.
De vuelta en su estudio, Katelyn se sumergió en los materiales de investigación, decidida a desentrañar la misteriosa conexión entre Alfy y la Organización T.
Desde su silla, los recuerdos fluían mientras buscaba cualquier interacción inusual entre Zoey y Alfy que pudiera haber pasado desapercibida. A pesar de devanarse los sesos en busca de respuestas, Katelyn no pudo encontrar ninguna razón lógica.
La noche antes de la captura de Zoey, Alfy acababa de llegar a Granville. No había habido ningún tipo de interacción entre los dos. Sin contacto, ¿qué motivo podía tener la Organización T para secuestrar a Zoey? ¿Era realmente bajo el pretexto de proteger a Alfy? Esa teoría parecía bastante improbable.
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