¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1477
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Capítulo 1477:
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Si los sentimientos de Alfy por Jaxen se hubieran desvanecido, nadie habría tenido que convencerla de que siguiera adelante, ya lo habría hecho.
Katelyn lo entendía perfectamente. No quería que Alfy se arrepintiera más tarde. En cuanto a Bernie, todavía no estaba segura de sus motivos. Había algo en él que no le cuadraba y necesitaba averiguarlo antes de tomar ninguna decisión.
Miró a Alfy, que se había apoyado en su hombro. Con delicadeza, le acarició la cabeza. —No le des tantas vueltas. Aprecia lo que tienes ahora y, cuando llegue el momento de dejarlo ir, seguirás adelante con elegancia.
Alfy asintió, confiando en las palabras de Katelyn. Sabía que mientras Katelyn estuviera a su lado, todo iría bien. Siempre que se sentía perdida, Katelyn tenía la respuesta adecuada.
Con el corazón tranquilo, Alfy se animó. Las dos continuaron charlando, esperando la cena. Fuera, el sol ya había empezado a ponerse.
A medida que el cielo se oscurecía, los sirvientes terminaron de preparar la cena. Alfy tomó el brazo de Katelyn y las dos se dirigieron al comedor, charlando y riendo por el camino.
Bernie las observaba con una cálida sonrisa. —Señorita Bailey, considere este lugar como su hogar. No hay necesidad de ser tan formal.
Había bondad en su expresión, como la de un padre mirando a su hija. La inquietud que Katelyn había sentido antes pareció desvanecerse por un momento. Al menos en apariencia, parecía normal.
Había explorado la mayor parte de la finca y no había encontrado nada inusual. Las cámaras de vigilancia eran solo para control rutinario, nada sospechoso. No se atrevió a indagar más. Si Bernie realmente estaba tramando algo, un movimiento en falso podría ponerla en peligro.
Le sonrió y dijo con naturalidad: —Es usted muy amable. Por cierto, me encanta el estilo de su finca. ¿Conoce a alguien en este sector? Estoy pensando en comprar una en Yata. Su expresión era tranquila, como si simplemente estuviera hablando de inmuebles.
Los ojos de Bernie parpadearon con sorpresa.
¿Quería comprar una finca? Pero los precios de las propiedades en Yata eran exorbitantes. Y para un extranjero, los impuestos y los costes adicionales eran aún peores. ¿Podría Katelyn permitírselo?
Bernie le dedicó una sonrisa cortés a Katelyn. —Si realmente quieres comprar una, puedo ponerte en contacto con las personas adecuadas, pero debo advertirte que el precio no es barato.
Sospechaba que podría estar actuando por impulso, así que se sintió obligado a advertirle.
Pero Katelyn no se inmutó. Su expresión no cambió y siguió sonriendo suavemente. —El dinero no es un problema. Solo quiero un lugar con mucha luz natural y buenas vistas.
La mayoría de las fincas que había visto le parecían lúgubres y poco acogedoras. Por eso nunca le habían gustado. Sin embargo, si la iluminación era buena, podría reconsiderarlo. Más importante aún, Katelyn quería establecer una relación más profunda con Bernie: aún había cosas que necesitaba descubrir.
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