¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1461
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Capítulo 1461:
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Katelyn se sentó allí, con la misma expresión. Solo un verdadero monstruo podía infligir tal crueldad con tanta calma inquietante. Era aterradora. Y no iba a detenerse.
Levantó el cuchillo de nuevo, lista para volver a clavárselo.
La última pizca de rebeldía de Chester se hizo añicos. —¡Te lo diré! —gritó.
Katelyn finalmente levantó la mirada de su teléfono y miró a Chester, con expresión tranquila y sin sorpresa. —Adelante —dijo.
Su confianza inquebrantable solo alimentó la irritación de Chester. Estaba hirviendo por dentro: esa mujer astuta lo había manipulado.
Pero cuando sus ojos se posaron en el frío brillo de la hoja bajo la luz, su ira se convirtió rápidamente en miedo. La idea de resistirse se desvaneció al instante. Si esto continuaba, Katelyn no dudaría en destrozarlo. Era aterradora.
Sus hombres, siguiendo su silenciosa orden, bajaron los cuchillos y dieron un paso atrás.
Chester exhaló temblorosamente, aliviado de que la hoja se hubiera alejado. Al menos por ahora, no iba a ser cortado de nuevo. Sin embargo, el dolor que irradiaba de sus brazos le servía como un brutal recordatorio: Katelyn no había terminado con él. Podría tener algo aún peor en mente.
Cuando permaneció en silencio, la voz de Katelyn volvió a cortar el aire. —Si no vas a hablar, entonces continuaremos.
—¡Hablaré! —espetó Chester, con la voz llena de pánico.
No le daba ni un segundo para respirar. Era peor que un demonio. La maldijo en su mente, llamándola de todas las formas imaginables, pero no se atrevió a mostrarlo. Sabía que no debía poner a prueba su paciencia.
Sin más dilación, comenzó a hablar. «Cuando el rey actual era solo otro noble como nosotros, antes de hacerse con el poder, despreciaba a la familia Ruiz. Quería acabar con ellos».
Katelyn se quedó en silencio, escuchando atentamente.
Chester respiró hondo y su mente se remontó a aquellos días, como si hubiera sucedido ayer.
La caída de la familia Ruiz había conmocionado a los círculos nobles, asegurando que nadie más se atreviera a desafiar al rey.
Tras una pausa, levantó la vista hacia Katelyn y añadió: —Te contaré todo lo que sé, pero quiero algo a cambio. Necesito que me ayudes a escapar, a salir del país.
Si el rey se enteraba, Chester estaba muerto. Fuera ahora o más tarde, el resultado sería el mismo.
En ese momento, se le ocurrió un plan. Si estaba destinado a morir, más valía arriesgarse a que Katelyn le perdonara la vida. Si conseguía llegar al extranjero, tal vez sobreviviría. Era su única oportunidad.
Katelyn se recostó en la silla, apoyó la cabeza en una mano y esbozó una leve sonrisa. —Podría considerarlo, pero solo si lo que me cuentas vale la pena.
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