¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1449
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Capítulo 1449:
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Al llegar Katelyn, Sophia solo levantó la vista brevemente antes de volver a centrar su atención en el libro. En voz baja, preguntó: «¿Por qué has venido?».
Katelyn ignoró la pregunta. Sacó una botella de vino del armario, llenó una copa y se sentó frente a Sophia, bebiendo en silencio. Su presencia parecía menos una vigilancia y más una relajación personal.
Sophia cerró el libro de golpe, miró a Katelyn y dijo: «¡Sírveme una copa!». Se acercó más a Katelyn.
Katelyn retrocedió rápidamente, manteniendo la copa fuera de su alcance y negándose a dejar que la tocara. Con tono firme, dijo: «Beber no es una opción para ti ahora mismo. Acéptalo». Su indiferencia hacia Sophia era evidente; sin embargo, la supervivencia de Sophia era crucial para que los planes de Katelyn se llevaran a cabo.
Sophia se desplomó hacia atrás, con la voz teñida de frustración. —Te has vuelto muy autoritaria, ¿no?
Katelyn se limitó a encogerse de hombros, sin responder. Disfrutó de un sorbo de vino, saboreando el calor del sol. El ambiente era realmente agradable allí.
Sin embargo, a pesar de todo… En el instante siguiente…
Sophia se puso de pie, agarró la copa de vino que tenía Katelyn y dio un sorbo. Saboreó el alcohol mientras este bajaba por su garganta, con los ojos reflejando placer.
Katelyn permaneció en su silla, observando a Sophia con una sonrisa fría. —¿No has aprendido nada de nuestro último encuentro?
Mirando a Katelyn, Sophia se detuvo a pensar antes de hablar. —Hay algo que tenemos que discutir, Katelyn.
Su expresión se volvió seria. Estaba claro que había pensado mucho en el asunto.
Katelyn solo respondió con un ligero arqueo de cejas. Se quedó en silencio, esperando a que Sophia continuara. Katelyn cogió una copa nueva, la llenó de vino y mantuvo una expresión impasible.
Sophia, al darse cuenta, sintió que la irritación la invadía y siguió insistiendo, con tono impaciente. —¿No te da curiosidad saber de qué quiero hablar?
A Sophia siempre le enfurecía la actitud de Katelyn. Su presencia fría pero autoritaria era precisamente lo que más le molestaba.
Sin embargo, Katelyn se limitó a mirar a Sophia con indiferencia y respondió: —Adelante, habla. Soy toda oídos. O no lo hagas, tú decides».
Sophia se quedó sin palabras. La frustración la invadió como si tuviera algo atascado en la garganta.
Respiró hondo, logró recuperar la compostura y continuó. «Probablemente hayas oído hablar de la Organización T».
Katelyn no dijo nada, esperando a que Sophia continuara.
Sophia añadió: «Están desarrollando una nueva droga que supuestamente otorga la inmortalidad».
—Espera un momento… —Katelyn interrumpió a Sophia bruscamente. La miró con incredulidad—. ¿Inmortalidad? ¿De verdad crees en algo así?
Desde la antigüedad hasta ahora, ¿cómo podría existir un elixir tan legendario? La Organización T, conocida por sus métodos duros y sus negocios turbios, supuestamente estaba investigando una droga para la inmortalidad. Parecía descabellado.
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