¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1436
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Capítulo 1436:
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Ryanna, complacida con la respuesta de Katelyn, respondió con entusiasmo: «¡Maravilloso! Haré que alguien te acompañe. Y no te preocupes, no tendremos ningún problema como el que tuvimos en casa de Fiona».
Katelyn entendió perfectamente lo que Ryanna insinuaba. Ryanna le resultaba algo intrigante. Aunque parecía inocente, Katelyn era consciente de que había más en ella de lo que parecía.
Con una leve sonrisa, Katelyn la tranquilizó diciendo: «Princesa Ryanna, no se preocupe tanto. Confío en usted».
Tras una breve conversación, terminaron la llamada.
Volviéndose hacia Vincent con aire resignado, Katelyn dijo: «Mira en lo que me has metido».
Si no fuera por Vincent, no estaría envuelta con Ryanna de esta manera. Pensó que sin su conexión con Vincent, alguien como Ryanna, de la realeza y poderosa, quizá ni siquiera la habría reconocido.
Vincent respondió con una leve sonrisa, rozando los labios de Katelyn. —Vas a ser mi esposa. Es lo que conlleva.
Su franqueza hizo que Katelyn pusiera los ojos en blanco ante su audacia.
Sin saber qué más decir, Katelyn le metió un trozo de pan en la boca en tono juguetón y dijo: —¡Come tu desayuno!
Su sonrisa se amplió al aceptar el pan y empezar a comer.
Mientras lo observaba, Katelyn dijo: «No necesitamos tantos guardias para Sophia».
Vincent se mostró sorprendido por un momento, pero luego comprendió lo que quería decir Katelyn. «Tienes razón, me aseguraré de que haya más gente vigilando a Alfy». Era muy consciente de las prioridades de Katelyn.
Esta garantía tranquilizó a Katelyn. Saber que el equipo de Vincent velaría por la seguridad de Alfy la hizo sentir más segura. Al instante siguiente, Katelyn rodeó con fuerza a Vincent con sus brazos.
Vincent se detuvo un momento y luego susurró con ternura: «¿Va todo bien?». Después de coger una toallita húmeda para limpiarse las manos, atrajo suavemente a Katelyn hacia sí en un abrazo reconfortante.
Katelyn, encontrando consuelo en sus brazos, se limitó a asentir y murmuró: «Solo necesitaba tu abrazo».
En la seguridad de los brazos de Vincent, una tranquilidad perfecta la rodeó, una experiencia completamente nueva para Katelyn.
Vincent, que normalmente guardaba sus emociones bajo llave, sintió que una calidez se extendía por su corazón, ablandándolo de una manera que nunca había imaginado.
En el pasado, si alguien le hubiera dicho que podía ser tan tierno, lo habría dudado. Ahora, impulsado por un nuevo deseo de ser gentil, estaba deseando ofrecerle a Katelyn toda su ternura.
Apoyando la barbilla en su cabeza, Vincent le dijo con cariño: «Estás siendo adorablemente tonta».
Le dio un ligero golpecito en la frente de forma juguetona, con la voz cargada de afecto.
En lugar de sentirse menospreciada, Katelyn se acurrucó más cerca de él, disfrutando de la tranquila intimidad que compartían. Este momento de paz, algo que Katelyn nunca había imaginado posible, era ahora una realidad muy apreciada.
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