¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1432
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Capítulo 1432:
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Vincent apreciaba mucho esta cualidad de Katelyn. Estaba deseando abrazarla, con un deseo tan intenso que casi la abrumaba.
Con voz ronca, Vincent le advirtió: «Pórtate bien, no te precipites». Su deseo estaba a punto de desbordarse, pero Vincent mantuvo la compostura. Su anhelo por Katelyn era poderoso, pero su mayor deseo era que ella disfrutara de cada momento, de cada sensación que él podía ofrecerle.
Instintivamente, Katelyn acunó su cabeza, pasando sus delgados dedos por su corto cabello, mientras su propia impaciencia crecía. Vincent la excitó hábilmente, utilizando todas las técnicas que conocía para aumentar su placer.
Parecía tener un talento natural para ello. Aunque antes era inexperto, sus momentos con Katelyn ahora se desarrollaban con una fluidez que sugería que siempre había sabido cómo hacerla sentir así.
Katelyn gimió suavemente, completamente perdida en las sensaciones. —¡Eres tan malo!
La mirada de Vincent era feroz, su pasión inconfundible. Recorrió su piel suavemente con la lengua, mientras sus manos se aventuraban a explorarla íntimamente.
Esa noche, Katelyn descubrió un placer profundo e indescriptible. Toda la razón se desvaneció y su único deseo era seguir sintiendo esa felicidad con Vincent.
Vincent, sin embargo, no se atrevió a repetir, consciente de lo agotada que estaba ella tras los últimos días. Compartieron un momento de tranquilidad y, después de cuidar de ella, la atrajo hacia sí. Juntos, se sumergieron en un sueño tranquilo y reparador.
Katelyn se despertó a las cinco de la mañana siguiente, con la mente aún confusa por el sueño. Se giró y vio que Vincent ya se había ido. Supuso que estaría ocupado con otros asuntos y no le dio mucha importancia.
Después de terminar su rutina matutina, Katelyn salió de la habitación. Inmediatamente se le acercó uno de los hombres de Vincent, que se inclinó respetuosamente. «Señorita Bailey, Sophia ha desaparecido».
Katelyn frunció el ceño y ordenó: «¡Encontradla!». Se apresuró a ir a la habitación de Sophia.
En pocos minutos, Katelyn llegó a la habitación vacía. Estaba desierta, solo quedaba una leve marca cerca de la ventana. Estaba claro que Sophia se había escapado.
Katelyn se quedó junto a la ventana, con un destello de frialdad en la mirada. Nunca había esperado que Sophia se quedara por voluntad propia, pero la audacia de su huida la dejó atónita. Era evidente que Sophia estaba más allá de la redención.
Apenas se había recuperado y ya había decidido huir. En esas circunstancias, Katelyn no podía culpar a nadie por no sentir compasión.
En ese momento, sonó el teléfono de Katelyn. Era Vincent. Ella respondió: «¿Hola?».
«Katelyn, ya me han informado sobre Sophia. Yo me encargaré de todo a partir de ahora». A pesar de su apretada agenda, Vincent se había hecho tiempo para llamarla y tranquilizarla.
Katelyn asintió con la cabeza. «De acuerdo».
El equipo de Vincent, percibiendo las emociones contenidas de Katelyn, permaneció en silencio.
Al salir, Katelyn se dirigió hacia la entrada de la villa cuando, inesperadamente, apareció una figura. La examinó de cerca. Era Sophia. Katelyn se sintió invadida por la incredulidad.
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