¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1431
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Capítulo 1431:
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El calor se extendió por sus mejillas al oír sus palabras, y ella le lanzó una mirada juguetona. «¿No crees que las cosas van demasiado rápido?».
Su relación apenas había dado sus primeros pasos.
Vincent la acostó suavemente en la cama y le robó un beso antes de apartarse con una tierna sonrisa. —Todo lo que tú quieras, puedo hacer que las cosas vayan más rápido.
Katelyn le lanzó una mirada de reojo. —En tus sueños.
¿De verdad pensaba que tenerla sería tan sencillo? Eso no iba a pasar.
En lugar de continuar con sus bromas, Katelyn se dio la vuelta, haciéndole sitio a su lado en silencio.
Vincent se metió en la cama a su lado, haciendo que las sábanas crujieran suavemente. Recién salido de la ducha, solo llevaba una toalla alrededor de la cintura. Al acomodarse, la toalla se deslizó, dejando al descubierto las líneas esculpidas de su físico.
Katelyn se tapó los ojos con las manos, en un gesto reflejo. —Póntela, rápido —murmuró, aún tímida a pesar del tiempo que llevaban juntos.
Vincent, sin embargo, tenía otras intenciones. Se acercó y le susurró al oído: —No hace falta. O tendré que volver a quitármela.
El calor se extendió por el rostro de Katelyn como un incendio. Sabía que él estaba poniendo a prueba deliberadamente su compostura.
Su mano encontró la cintura de ella, y el calor de su tacto le recorrió las venas como una descarga eléctrica. Antes de que pudiera recomponerse, se encontró envuelta en su abrazo. Su simple caricia despertó algo primitivo en su interior, un deseo que no podía reprimir.
Se aferró a Vincent instintivamente, como si él fuera un ancla en una tormenta de emociones.
—Vincent, no… —Las palabras escaparon de sus labios en un susurro entrecortado. Pero, en lugar de retroceder, él capturó sus labios en un beso lento y sensual. Cada movimiento la dejaba sin aliento, impotente ante la creciente marea de pasión.
Aunque su romance aún era reciente, Vincent parecía leer su cuerpo como una historia familiar. Su tacto ejercía una atracción casi magnética sobre sus sentidos.
Aunque tenía la intención de enviarlo de vuelta a su habitación, Katelyn se encontró agarrándole el brazo con fuerza. Una oleada de deseo recorrió sus venas. Su respuesta solo intensificó la pasión de Vincent, cuyos besos se hicieron más profundos y urgentes con cada momento que pasaba. Sus manos encontraron el camino hacia su delicada cintura. Cada roce de sus dedos contra sus curvas hacía que su autocontrol se tambaleara.
El momento que había estado esperando por fin había llegado. Su determinación se debilitaba con cada segundo que pasaba, el deseo amenazaba con apoderarse de él. Inclinó la cabeza y reclamó sus labios con feroz ternura antes de trazar un camino de besos a lo largo de la línea de su mandíbula y bajar por la curva de su cuello. Cada caricia hacía que la electricidad recorriera el cuerpo de Katelyn, acercándola más a él, consumida por una necesidad irresistible.
Las lágrimas brillaban en sus ojos mientras respiraba: «Vincent, te deseo…».
Katelyn ya no pudo contenerse más y compartió abiertamente sus deseos con Vincent. Siempre había sido sincera al respecto, nunca había rehuido expresarse, aunque a veces lo hiciera con cierta vacilación.
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