¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1429
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Capítulo 1429:
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El reloj ya había pasado las cinco de la mañana. El amanecer amenazaba con romper el horizonte en menos de una hora.
El cansancio finalmente se apoderó de Alfy, ahora que su preocupación había disminuido. Contuvo un delicado bostezo detrás de su mano. «Está bien. Tú también deberías dormir un poco. Buenas noches, o mejor dicho, buenos días». Katelyn observó la figura de Alfy mientras se alejaba con cariño en sus ojos.
Cuando los pasos de Alfy se desvanecieron en el piso de arriba, Jaxen se acercó a Katelyn, con su habitual actitud juguetona sustituida por algo más sombrío. —¿De verdad va todo bien? —preguntó, escudriñando su rostro.
Un escalofrío recorrió la espalda de Katelyn mientras observaba la habitación. Saber que la Organización T había conseguido colocar un micrófono y una bomba de relojería en el cuerpo de Sophia hacía que todas las sombras le parecieran sospechosas. ¿De qué otros horrores serían capaces?
Katelyn se encontró con la mirada inquisitiva de Jaxen. —Todo está bien. Tú también deberías descansar.
El peso de las palabras no pronunciadas le oprimía la garganta, pero tendrían que esperar hasta que estuvieran a salvo.
Algo en el comportamiento de Katelyn esa noche le pareció extraño a Jaxen, pero no lograba identificarlo. Al percibir su renuencia a seguir hablando, cambió de tema y se acercó a ella. —¿Sabes por qué Alfy está enfadada conmigo hoy?
La intensidad de la ira de Alfy lo había tomado por sorpresa: nunca antes se había mostrado tan furiosa, ni siquiera le había dejado acercarse a ella.
La expresión de Katelyn se endureció al recordar las noticias anteriores. Arqueó una ceja y lo miró fijamente. —¿Por qué has llevado a una chica a un hotel hoy?
Jaxen se quedó paralizado, palideciendo. Su voz subió un octavo cuando exclamó: —¿Qué?
Jaxen se puso en pie de un salto como si le hubiera alcanzado un rayo, con todo el cuerpo irradiando incredulidad. —¿Cómo podría hacer algo así? ¿Dónde has oído ese chisme tan ridículo? ¡Es una completa tontería!
De repente, el extraño comportamiento de Alfy cobró todo su sentido. Llevaba todo el día rechazándolo como si tuviera una enfermedad contagiosa. ¿De verdad creía que había salido con otra chica?
Katelyn miró pensativa en la dirección en la que se había ido Alfy, levantando las cejas con aire de complicidad. —Bueno, eso es lo que me ha dicho Alfy. Si lo hiciste o no, tú lo sabes mejor que nadie.
Jaxen se quedó allí atónito, pasándose los dedos por el pelo con frustración. —Ve a descansar —suspiró—. Yo se lo explicaré a Alfy. Al observar su reacción, Katelyn intuyó que debía haber algo más de lo que parecía. Decidió mantenerse al margen. Al fin y al cabo, Jaxen era perfectamente capaz de arreglar sus propios desastres.
—Está bien, me voy a mi habitación —anunció Katelyn. A pesar de haber descansado antes, el cansancio aún se apoderaba de ella. Se dio la vuelta y subió las escaleras, con sus pasos resonando en la casa en silencio.
Justo cuando terminaba de ducharse, el sonido repentino de la puerta al abrirse la hizo detenerse. Katelyn se volvió instintivamente hacia el ruido. Vio a Vincent entrando desde fuera.
Cuando sus miradas se cruzaron, el hielo habitual de su mirada se derritió ligeramente. —Duérmete tú primero. Yo voy a darme una ducha.
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