¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1376
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1376:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Una sombra de incomodidad cruzó la expresión habitualmente estoica de Vincent.
Al darse cuenta de que debía de haber revelado algo, Katelyn entrecerró los ojos con picardía y su voz denotó una pizca de amenaza. —¿Vas a confesar o tengo que recurrir a algún tipo de castigo?
En ese instante, Vincent pareció haber sido sorprendido en flagrante delito. Se quedó sin palabras.
Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos, Katelyn pasó a la acción y empezó a hacerle cosquillas bajo los brazos. «¿No estás listo para hablar? ¡Ya veremos cuánto tiempo aguantas!».
Vincent, que no temía ni a los hombres ni a los animales, tenía una debilidad: era extremadamente cosquilloso. En cuanto los dedos de Katelyn lo tocaron, estalló en una risa incontrolable, suplicando: «¡Ja, ja, ja, para! ¡Por favor…!». Era la primera vez que Katelyn veía a Vincent en ese estado. La visión la emocionó y la animó a intensificar las cosquillas. ¡Vincent era realmente cosquilloso!
Parecía que Katelyn había descubierto un nuevo interés. «¿Ahora vas a hablar?». Enredado con ella en el sofá, Vincent luchaba por escapar de sus cosquillas. En su intento por evadirla, se cayó del sofá, arrastrando sin querer a Katelyn con él. Ella se encontró tumbada directamente sobre él. Al entrar en contacto, Katelyn sintió al instante la reacción de Vincent. Su cuerpo se tensó. ¡No podía estar pasando esto! ¡Otra vez no!
Katelyn actuó con rapidez, rodando para escapar.
Sin embargo, fue demasiado lenta. Vincent la agarró de la muñeca justo cuando empezaba a alejarse.
Katelyn perdió el equilibrio y tropezó hacia delante, cayendo directamente en los brazos de Vincent. Antes de que pudiera reaccionar, él se movió rápidamente, invirtiendo sus posiciones hasta que ella quedó debajo de él. Su intensa mirada se clavó en la de ella, y le susurró al oído.
—Querías saberlo, ¿verdad? Te lo contaré todo.
Bajo su mirada fija, Katelyn sintió una oleada de aprensión. Empujó contra su pecho, con la voz temblorosa. —He cambiado de opinión. Ya no quiero saberlo.
No era ingenua; Katelyn sabía adónde iba a parar aquello y se negaba a caer en su trampa.
Sin embargo, Vincent se inclinó más hacia ella, rozándole los labios con suaves besos, con voz suave pero insistente. —Es demasiado tarde para echarse atrás. Tienes que escuchar esto.
La boca de Vincent se deslizó hasta la oreja de Katelyn, rozándola con los dientes antes de chuparla suavemente. Un escalofrío le recorrió la espalda y su cuerpo traicionó su determinación.
—No… —murmuró Katelyn débilmente.
Las palabras juguetonas de Vincent tenían un peso inesperado. —Les he dicho que eres mi mujer.
El calor de su aliento y la cercanía de su voz hicieron que Katelyn sintiera una sacudida y que su corazón se acelerara.
Katelyn pensaba que su relación era casual. No esperaba que Vincent anunciara su relación con tanto entusiasmo y de forma tan abierta. Mientras los labios de Vincent se cernían cerca de su oído, le susurró seductoramente: «Entonces, cariño, ¿nos comprometemos cuando volvamos a casa?».
Al instante, Katelyn lo apartó, con los ojos muy abiertos por la incredulidad, y exclamó: «¿Perdona? ¡Ni hablar! ¿Quién demonios propone algo así?».
Su relación era demasiado reciente para un compromiso tan profundo. Katelyn no estaba preparada para volver a casarse tan pronto, sobre todo teniendo en cuenta los dolorosos recuerdos de su anterior matrimonio con Neil, que la habían dejado cautelosa y reticente.
Vincent observó cómo Katelyn se marchaba enfadada, con una sonrisa de satisfacción en los labios. Su reacción no le molestó, solo alimentó el plan que estaba gestando en su mente.
Recostándose, Vincent preguntó con indiferencia: «¿Te ha gustado la cena? ¿Necesitas algo más esta noche?».
Desde la puerta del baño, Katelyn respondió con cansancio: «No, gracias. Voy a acostarme temprano. Estoy agotada».
.
.
.