¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1319
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Capítulo 1319:
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Sus palabras causaron una onda en Vincent, haciendo que una leve sonrisa se formara en sus labios. «Lo entiendo».
Su comprensión provenía de observar los propios errores de Neil. Aunque la caída de Neil había sido en gran parte culpa suya, Vincent había aprendido una lección crucial de ello. Una vez que Katelyn decidía dejar ir a alguien, no había vuelta atrás. Vincent sabía con certeza que si ella alguna vez lo liberaba de su corazón, sería para siempre.
Con el brazalete en la mano, Katelyn continuó: —No tienes que tomar una decisión ahora. Podemos simplemente salir juntos y, si algún día te enamoras de otra mujer, eres libre de marcharte.
La idea del matrimonio y el compromiso eterno la inquietaba. Sin embargo, al oír sus palabras, la expresión de Vincent se ensombreció y su rostro se volvió frío en un instante.
Vincent le pellizcó la barbilla a Katelyn, con voz grave y severa. «¿Que soy libre de marcharme? Katelyn, ¿de verdad crees que estoy jugando? Necesito que lo entiendas, es demasiado tarde para arrepentirse. Nunca podrás escapar de mi amor».
La declaración de Vincent estaba cargada de posesividad. Parecía que Katelyn nunca sería libre de Vincent a menos que decidiera quedarse.
Sin embargo, Katelyn se sintió extrañamente atraída por ese dominio. Tenía unas expectativas muy altas en el amor. Para ella, una vez que comenzaba una relación, exigía fidelidad eterna por ambas partes.
Sin miedo, Katelyn miró a Vincent a los ojos y dijo con confianza: «Si estás seguro, entonces, por favor, ponmelo».
Extendió el brazo con la pulsera de piedras preciosas en la mano.
Vincent soltó su barbilla, tomó la pulsera y se la puso en la muñeca con decisión.
Katelyn le dedicó a Vincent una pequeña sonrisa cómplice. ¿Cómo era posible que este hombre pareciera tan perfecto para ella?
Después de colocarle la pulsera en la muñeca, la mirada de Vincent se volvió aún más intensa y dijo: «Ahora me perteneces de por vida. Nunca debes dejarme. Si tenemos que morir, moriremos juntos».
No pensaba en dejar que Katelyn viviera sola en este mundo. Si llegaba su fin, sería para los dos.
La sonrisa de Katelyn se amplió al oír sus palabras. Asintió con la cabeza. «De acuerdo». Admiró la pulsera de piedras preciosas que lucía en su muñeca. Este símbolo de su amor, junto con el hombre que tenía delante, la llenaba de felicidad. ¡Esperaba en silencio que su apuesta fuera la correcta!
En ese momento, el corazón de Vincent se desbordó de alegría. Mirando a Katelyn a los ojos, la instó: «Ahora, di mi nombre como mi novia».
Katelyn estaba desconcertada. ¿Qué tipo de petición era esa? ¿No se le ocurría algo un poco más romántico?
Miró a Vincent, le dedicó una suave sonrisa y dijo: «Mi novio, espero que tengamos una buena vida a partir de ahora».
Vincent se quedó un poco desconcertado. Aunque ella no había utilizado su nombre como él le había pedido, le pareció aún más dulce que le llamara «novio». Esperaba oírla llamarle «marido» algún día. Vincent apretó la mano de Katelyn con más fuerza y respondió: «Mi novia».
Era un simple cambio en la forma de dirigirse el uno al otro, pero acercó sus corazones más que nunca.
Ahora eran oficialmente pareja. Él ya no estaba comprometido con otra persona. Katelyn se sentía maravillosa con este cambio.
Aunque atesoraba la pulsera de piedras preciosas, la guardaba en su caja, consciente de lo delicadas que podían ser las piedras preciosas y de su tendencia a romperse. Decidió cuidarla muy bien.
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