¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1311
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1311:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Vincent, sin embargo, no parecía nada divertido. Su rostro se ensombreció mientras agarraba la muñeca de Katelyn. Su voz era baja, casi imperativa. «Ven conmigo».
Sin darle oportunidad de discutir, la llevó fuera.
Khalid los vio marcharse y su sonrisa se hizo más profunda. Cogió la taza de té, dio un sorbo lento y dijo con tono divertido: «Así que aún no se han confesado sus sentimientos. Qué raro». Dejó la taza sobre la mesa y añadió con una sonrisa: «Esto se está poniendo interesante».
En un mundo en el que la gente expresaba libremente sus sentimientos, la moderación de Vincent y Katelyn era casi extraordinaria. A pesar de los profundos sentimientos que albergaban el uno por el otra, conseguían contenerse, algo poco habitual en la época actual.
En el coche, la tensión se palpaba en el aire. Vincent guió a Katelyn hasta el asiento del copiloto, sujetándola con firmeza, pero sin fuerza.
Una vez sentada, Katelyn se frotó la muñeca, frunciendo ligeramente el ceño. —Sr. Adams, si tiene algo que decir, dígalo. No hay necesidad de… —Antes de que pudiera terminar, Vincent se inclinó y la besó.
Katelyn se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. La suavidad de sus labios la sobresaltó, dejándola momentáneamente sin habla.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Vincent murmuró contra sus labios: «Concéntrate».
Su beso se hizo más profundo, dejando el corazón de Katelyn latiendo con fuerza. La avalancha de emociones la abrumó, haciendo que su mente diera vueltas. El corazón de Katelyn latía sin control, cada latido resonando en su pecho. Sentía como si las acciones de Vincent hubieran tomado el control de sus pensamientos, dejando su mente nublada y su cuerpo rendido.
Una sensación desconocida la invadió, algo que nunca había experimentado antes. Instintivamente, rodeó con sus brazos el cuello de Vincent, con una respuesta vacilante pero sincera. Ese simple gesto fue suficiente para deshacer la contención de Vincent. Su pasión se desató, consumiéndolos a ambos. En ese momento, fue como si todas las emociones que Vincent había enterrado en lo más profundo de su ser salieran a la superficie, crudas y desenfrenadas. La intensidad lo abrumó, dejándolo ansioso por más de Katelyn.
El espacio reducido del coche parecía calentarse y Katelyn podía sentir un ligero brillo de sudor formándose en su frente.
Pasaron varios minutos antes de que Vincent finalmente se apartara, apoyando la frente contra la de ella. Su voz era baja y áspera, llena de posesividad. —Aléjate de otros hombres.
A Katelyn se le cortó la respiración. Estaba tan cerca que podía sentir los latidos de su corazón contra el suyo.
Su voz era suave pero firme. —Es solo un amigo.
Vincent la interrumpió con tono firme: —Él no te ve solo como una amiga.
Katelyn lo miró, apretando los labios hasta formar una línea fina. —¿Y tú? Tú y yo solo somos amigos, ¿no?
Pero antes de que pudiera decir nada más, Vincent la silenció con otro beso. La habilidad de Vincent para besar era innegablemente cautivadora. Aunque había empezado con un poco de prisa, rápidamente encontró un ritmo constante, sumergiendo a Katelyn más profundamente en el momento. Con cada segundo que pasaba, sus movimientos se volvían más suaves, más seguros, como si estuviera dominando el arte en tiempo real.
Respirando profundamente, Vincent se apartó ligeramente para mirarla. Su voz era baja, pero deliberada. —¿Sigues pensando que solo somos amigos?
Las mejillas de Katelyn se sonrojaron y su corazón se aceleró. Evitó su intensa mirada y preguntó en su lugar: —¿Has conseguido cancelar tu compromiso con Ryanna?
Vincent se inclinó hacia ella y la envolvió en un firme abrazo. Su voz se suavizó cuando respondió: «Sí. Entonces, señorita Katelyn Bailey, ¿me harías el honor de ser mi novia?». Su tono era firme y su expresión seria.
.
.
.