¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1297
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1297:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Una vez que la presentadora concluyó la introducción, señaló al panel de jueces con una sonrisa y dijo: «Hoy nos acompaña la princesa Ryanna, miembro de la familia real conocida por su sentido de la moda y sus profundos conocimientos sobre diseño de joyas. Ella es la jueza ideal para elegir a nuestro próximo diseñador real».
Ryanna se puso de pie, sonrió a todos y saludó con un pequeño gesto de la cabeza y la mano.
El público estalló en un estruendoso aplauso.
La presentadora continuó presentando a Annie, diciendo: «A su lado está la condesa Annie, una de las jueces principales de este evento».
Los aplausos continuaron, aunque con menos entusiasmo que para Ryanna.
Sin embargo, a Annie no le importó. Se puso de pie, esbozó una sonrisa y saludó a todos con confianza ante la cámara. Su porte elegante y sereno encajaba perfectamente con la ocasión.
Cuando el presentador presentó al siguiente juez, un murmullo de sorpresa recorrió la multitud. Al no reconocer al nuevo rostro, muchos asistentes intercambiaron miradas de desconcierto y susurraron: «¿Quién es este hombre? Es un misterio para nosotros».
Otros sentían la misma curiosidad, pero negaban con la cabeza, confundidos, y respondían: «Yo tampoco lo conozco. Nunca he oído hablar de él en el mundo del diseño de joyas».
También se comentaba su aspecto juvenil. «Es muy joven, no es lo que se espera de un diseñador de joyas típico».
A pesar de ello, ocupaba un lugar destacado como juez principal, lo que indicaba que su prestigio se había ganado la confianza del rey. ¡Sin duda, sus credenciales eran impresionantes!
Sin embargo, cuando Katelyn lo vio, una sutil sonrisa se dibujó en sus labios. Para la mayoría, este individuo era un misterio. Sin embargo, fue su mentor quien introdujo a Katelyn en el mundo del diseño de joyas. Katelyn podía considerarlo su mentor, aunque él insistía en que no enseñaba a nadie.
Ashlyn parecía un poco desconcertada y comentó: «Me resulta familiar, pero no consigo ubicarlo».
Se devanó los sesos tratando de relacionarlo con figuras conocidas del mundo del diseño de joyas, pero no encontró nada. Las pocas personalidades de renombre no lo incluían. Para juzgar en un concurso tan prestigioso, su estatura debía de ser significativa. Dada la situación, era extraño que Ashlyn no lo conociera. Era demasiado inusual como para ignorarlo.
«No debería ser un nombre nuevo para ti», dijo Katelyn con una sonrisa. «Lo reconocerás en cuanto oigas su nombre».
La curiosidad de Ashlyn se despertó al instante. Por la reacción de Katelyn, estaba claro que ella reconocía al hombre.
Miró a Katelyn, cada vez más confundida, y preguntó: «¿Quién es? Por favor, dímelo rápido».
Katelyn le dedicó una sonrisa cómplice y misteriosa. —Espera un poco más. Pronto lo sabrás.
Ashlyn se quedó sin palabras, momentáneamente desconcertada. En ese momento, las bromas de Katelyn le resultaban especialmente irritantes. Estaba claro que Katelyn sabía quién era el hombre misterioso, pero disfrutaba alargando el suspense.
Frustrada, Ashlyn bromeó a medias: —¡Eres muy molesta!
La sonrisa de Katelyn se amplió aún más.
Mientras tanto, la presentadora consultó sus tarjetas antes de volverse hacia la cámara, con la voz alegre y risueña. «¡Presentemos a nuestro siguiente juez extraordinario! Él es…».
La presentadora hizo una breve pausa y el público esperó con expectación, ansioso por saber qué vendría a continuación. El suspense era palpable, ya que todos sentían curiosidad por conocer la identidad del misterioso personaje. Entonces, con voz elevada, la presentadora anunció: «¡Es un titán de la industria joyera, Khalid Scott!».
.
.
.