¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1295
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Capítulo 1295:
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Aunque Ashlyn había susurrado el comentario, Fiona estaba lo suficientemente cerca como para oírlo. Pero no podía mostrar ningún signo de enfado y tenía que mantener la sonrisa, ya que estaba frente a una cámara.
Katelyn no pudo evitar burlarse: «Lo suficientemente dramática como para ganar un Óscar». En estas familias ricas de alto nivel, el grupo al que más despreciaban era el de los artistas. A sus ojos, los que trabajaban en la industria del entretenimiento eran como bufones, indignos de respeto.
Para entonces, Fiona había reprendido en silencio a Katelyn y Ashlyn innumerables veces. Ashlyn sintió una gran satisfacción al ver a Fiona luchando por mantener la calma.
Pero tan pronto como la cámara se alejó, Fiona lanzó una mirada venenosa a Katelyn y Ashlyn, diciendo: «Más vale que os contengáis. ¡Si no, me aseguraré de que fracaséis en la primera ronda!».
Justo en ese momento, Ashlyn soltó: «¡Oh, no!».
De repente, todas las miradas se posaron en Ashlyn.
Con aire sereno, sacó su teléfono y mostró el vídeo que acababa de grabar. La verdadera naturaleza de Fiona quedó totalmente capturada en el dispositivo de Ashlyn. Sintiendo que su corazón se aceleraba, Fiona frunció el ceño y exigió con los dientes apretados: «¡Borra eso ahora mismo!».
No podía creer que Ashlyn hubiera grabado su conversación. Las implicaciones de que esta grabación se hiciera pública eran alarmantes. Como diseñadora jefe de joyería de Yata, Fiona sabía que la reacción negativa podría arruinarla, incluso si conseguía el título de diseñadora exclusiva de joyería. A pesar de su desdén por los artistas, Fiona era muy consciente de lo devastadoras que podían ser las críticas en Internet.
Con una sonrisa burlona, Ashlyn se guardó el teléfono en el bolsillo y dijo: «No voy a borrar nada. ¿Cuál es tu próximo movimiento? Intenta quitármelo».
Dudaba que Fiona se atreviera a montar una escena con tantos testigos alrededor. Cualquier intento seguramente atraería aún más atención.
Fiona apretó los puños, con un impulso irresistible de golpear a Ashlyn. Sin embargo, se contuvo y se tragó su frustración.
Fiona suavizó el tono y le advirtió: —Más te vale tener cuidado o acabarás metiéndote en problemas.
Mientras Ashlyn estuviera en Yata, hacerla «desaparecer» no sería difícil.
Fingiendo miedo, Ashlyn se agarró el pecho. —Oh, por favor, no me intimides. Si me asustas mucho, podría enviarlo sin querer. Su tono sugería miedo, pero sus palabras eran una clara amenaza.
Fiona apretó las manos con fuerza, casi perforándose la piel con las uñas por la tensión. No tuvo más remedio que contenerse.
Respiró hondo para reprimir su ira y finalmente logró decir con frialdad: «¡Estás tentando a la suerte!».
Recordaba esa ofensa, así como su anterior encuentro en el hotel. Estaba decidida a asegurarse de que no salieran ilesos de Yata.
¿Y qué importaba que Vincent estuviera de su lado? Dada la vulnerabilidad actual de Vincent, su protección podría no ser suficiente.
Una vez que terminara su compromiso con Ryanna, perdería la protección de la familia real. Sin ese escudo, el ataque de las facciones rivales lo abrumaría.
En medio de tal caos, eliminar a Ashlyn y Katelyn sería trivial, como pisar insectos.
Katelyn, observando la actitud hostil de Fiona, respondió con frialdad: «Deberías aprender a controlar tu lengua o volveré a retomar lo que dejamos en el hotel».
Su declaración, aunque pronunciada en voz baja, contenía una poderosa amenaza. Por muy feroz que hubiera sido Fiona antes, en ese momento, su presencia no parecía ni de lejos tan fuerte como la de Katelyn.
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