¿Quién se atreve a encantar a mi reina encantadora? - Capítulo 1155
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Capítulo 1155:
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«Exacto. Ha logrado tan poco y se comporta de forma tan pretenciosa. Es impropio», intervino otro.
Entonces, una voz cortó la charla.
«Quizás la señorita Bailey no conoce bien los matices del tallado de piedras preciosas, lo que podría explicar su punto de vista».
Katelyn se volvió hacia el origen de la voz y vio a una mujer vestida con un traje de noche blanco adornado con mariposas de seda morada que parecían poder aletear en cualquier momento. Las mariposas parecían cobrar vida con cada movimiento. Llevaba joyas de diamantes morados a juego que brillaban intensamente bajo la luz ambiental.
Era la única hija de Galen, Norma Haynes.
Galen lanzó una mirada de desaprobación a Norma y la reprendió suavemente: «Norma, eso está fuera de lugar. La señorita Bailey es nuestra invitada de honor hoy».
Katelyn, que sabía algunas cosas sobre Norma, observó que, a sus treinta años, era soltera y muy independiente, y se había labrado una exitosa carrera. A una edad temprana, ya era propietaria de una empresa cotizada en bolsa de gran envergadura.
Aunque Katelyn no conocía bien a Norma, podía sentir su hostilidad. Con un pequeño rizo en los labios, Katelyn respondió: «La señorita Haynes tiene razón. Mis comentarios son simplemente mi opinión personal».
«¿Así que estás insinuando que desprecias el trabajo de mi padre?», preguntó Norma con tono brusco.
La sonrisa de Galen desapareció y advirtió con severidad: «¡Cuida tus palabras, Norma!».
La tensión en el ambiente era palpable, no solo para Katelyn, sino para todos los presentes.
Ashlyn frunció el ceño, incómoda. Al principio, había creído que el banquete de hoy marcaría un punto de inflexión para Katelyn y ayudaría a mejorar su reputación. En cambio, parecía plagado de complicaciones imprevistas.
Justo cuando Ashlyn estaba a punto de intervenir, Katelyn mantuvo la compostura y respondió directamente: «Señorita Haynes, solo estoy hablando de la obra de arte en sí, no criticando a su padre. ¿O es que estamos entrando en rencillas personales?».
Su voz era firme y deliberada, presionando con firmeza a Norma, lo que le dificultaba responder.
Norma frunció ligeramente el ceño. Estaba claro por qué a Ruby le había resultado difícil burlar a Katelyn: Katelyn era experta en expresar sus opiniones.
El público se quedó sin aliento, sorprendido por la audacia de Katelyn.
Katelyn se mantuvo genuinamente intrépida, sin mostrar signos de intimidación por parte de Norma. Después de todo, Norma contaba con el apoyo de Galen, una persona a la que muchos temían ofender. En este círculo, la gente solía tratarla con el respeto que se merecía.
Recuperando la compostura, Norma esbozó una leve sonrisa y dijo: —Ah, ya veo. Quizás lo he malinterpretado. Has cuestionado el tema de la obra. Desde tu respetable punto de vista, ¿cuál sería un tema apropiado?
Estaba ansiosa por ver la habilidad de Katelyn con las palabras. Por muy elocuente que pareciera Katelyn, responder de forma convincente a una pregunta tan incisiva sería una verdadera prueba. Si Katelyn fallaba, su compostura se derrumbaría.
Ashlyn miró a Katelyn con preocupación. Al fin y al cabo, se trataba de la obra de Galen, y una mala respuesta podría dar pie a críticas.
Galen, que antes había estado regañando a Norma, se quedó en silencio, observando atentamente a Katelyn para ver si podía ofrecer una respuesta significativa. Había un atisbo de expectación en su actitud, curioso por conocer las próximas palabras de Katelyn.
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