No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 688
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Capítulo 688:
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«¡Lo necesito! ¡Dámelo! ¡Deprisa!». Veda se debatía contra las ataduras de su cama de hospital, y sus gritos resonaban en la sala estéril. Tenía la ropa rasgada, prueba de su lucha.
Los médicos, incapaces de calmarla de otra manera, le administraron a regañadientes un sedante.
Nadie había previsto el alcance del daño que había sufrido su cuerpo. Una dosis excesiva de fármacos corría por sus venas, cada dosis un cruel recordatorio de los experimentos a los que había sido sometida.
«Su cuerpo ha sido sometido a múltiples pruebas», dijo una doctora, con voz teñida de incredulidad. «El último experimento… debe de haber implicado una dosis masiva».
Nunca había visto nada parecido. Aparte de asombro, también sentía una profunda simpatía por Veda.
Mientras la trataban, salió a la luz una verdad aún más oscura. Las pruebas que habían quedado atrás apuntaban a una realidad vil: varias personas la habían violado.
«¿Cuánto tiempo tardará en recuperarse?», preguntó Ethan con voz fría y el rostro impenetrable.
La expresión de la doctora vaciló. «No hay antídoto para las drogas que hay en su organismo. Probablemente alternará entre la lucidez y el delirio de forma indefinida».
Ethan asintió sin mostrar emoción alguna.
Salvar a Veda había sido un giro del destino. Ella había conseguido liberar a Philip Wright, que había sucumbido a la tentación y huido del país. Ese acto desesperado desencadenó una serie de acontecimientos que, en última instancia, los llevó hasta ella.
Cuando la encontraron, estaba inconsciente y su cuerpo era un campo de batalla de tormentos. Aunque la rescataron, las consecuencias de su sufrimiento eran evidentes e ineludibles.
Dejarla en el hospital no era una opción. Ethan dispuso que un equipo la cuidara en su villa a las afueras de la ciudad, un lugar protegido contra miradas indiscretas.
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—¿Estás seguro de que este lugar será suficiente? —preguntó Keith, cruzando los brazos mientras observaba cómo trasladaban a Veda a una habitación—. Mucha gente la persigue.
—La villa está vigilada —respondió Ethan con mesurada calma.
La mirada de Keith se posó en Veda. —Es resistente, eso hay que reconocerlo. Pero no olvidemos que te traicionó una vez por Robert. Y ahora se está volviendo contra su actual amo. ¿Cómo puedes confiar en ella?
La expresión de Ethan permaneció impasible. —No se trata de confianza. Ella sabe demasiado y yo necesito esa información. La lealtad es irrelevante.
Con cada día que pasaba sin Veda, la frustración de Callie se intensificaba. La cafetería ya no funcionaba y sus pérdidas económicas se habían disparado hasta alcanzar decenas de millones.
Aunque el golpe financiero no era catastrófico para ella, ofender a las personas equivocadas podía acarrearle graves consecuencias.
Últimamente, las investigaciones dentro de Ulares se habían vuelto más rigurosas. Al verse acorralada, Callie reflexionó profundamente y finalmente decidió viajar al extranjero para calmar la situación. Planeaba transportar un lote de mercancías durante su viaje.
A su llegada, Callie no pensó en descansar. Se dirigió directamente a una subasta clandestina.
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