No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 678
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Capítulo 678:
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Unos momentos después, Ethan la siguió.
La rodeó con sus brazos por detrás. —Señorita Green, ¿cuándo me dará una oportunidad?
Nyla no había previsto que Ethan entrara con tanta audacia.
«Charlotte todavía está abajo», murmuró, con una sombra de inquietud nublando su expresión. ¿Qué haría si la niña subía? Ethan, aparentemente complacido con su propia diversión, la abrazó con más fuerza por la cintura, con la mano posada en un lugar que le aceleraba el pulso.
«No subirá», murmuró con una sonrisa burlona.
Un cálido rubor se extendió por las mejillas de Nyla y una ola de ansiedad se apoderó de su pecho.
—Para —le instó, aunque su voz temblaba.
—¿Y si no lo hago?
El tono de Ethan estaba impregnado de una autoridad posesiva mientras apretaba aún más su cintura, inmovilizándola casi por completo contra la pared. Parecía un momento robado de las sombras de su pasado compartido.
«Ethan…», llamó Nyla instintivamente, con un tono de voz que transmitía un encanto involuntario.
La nuez de Adán de Ethan se movió cuando reaccionó instintivamente a su voz, y su control se tambaleó. La habitación parecía palpitar con un calor embriagador.
Las piernas de Nyla se envolvieron alrededor de la cintura de Ethan mientras su pecho ardía contra el de ella, con la superficie fría de la pared presionando su espalda. Por un instante, no pudo distinguir si el calor o el frío eran más abrumadores.
—Para… Charlotte va a… —jadeó, con la mente aún preocupada por la posibilidad de que la niña entrara. Su respiración se volvió más pesada y sus manos lo agarraron con fuerza.
El sudor brillaba en la frente de Ethan mientras se inclinaba hacia ella.
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«Entonces deja que lo oiga», respondió él, con palabras que eran como una chispa en madera seca.
«¡Por supuesto que no!», protestó Nyla, con su determinación vacilante.
Mientras luchaba, sin darse cuenta permitió que sus movimientos presionaran uno de sus puntos sensibles, dejándola momentáneamente débil. Quería seguir resistiéndose, pero Ethan, que ya había jugado lo suficiente, se inclinó y aceleró el ritmo.
«Candy ha vuelto. Charlotte no subirá», le aseguró, con un tono de voz divertido.
Antes de que Nyla pudiera procesar completamente sus palabras, una oleada de emoción la invadió, dejándola sin aliento. ¡Ethan era un idiota! Ese único pensamiento resonó en su mente antes de que todo lo demás se disolviera en un torbellino de sensaciones.
Al día siguiente, Nyla se enteró de que SKT Group y Grandeagle Group estaban en conversaciones para una posible asociación. El anuncio la llevó directamente a la oficina de Kameron.
«¿Por qué no me consultaste sobre esto?», le preguntó, frunciendo el ceño mientras lo miraba, sentado en medio de una pila de archivos.
«Esta decisión vino de arriba; tenía las manos atadas», respondió Kameron, con un tono que delataba un atisbo de impotencia.
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