No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 545
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Capítulo 545:
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Si vuelves a fallar, nuestro trato se cancela».
Apretando los dientes con frustración, Robert dijo: «De acuerdo, me pongo a ello».
Al caer la noche, la rutina del hospital bullía de actividad, con las enfermeras comenzando sus rondas.
Nyla acababa de empujar su silla de ruedas hasta la habitación de Ethan cuando sus frías palabras llegaron a sus oídos. «Deberías volver hoy. No te necesito aquí».
Tomada por sorpresa, Nyla quedó desconcertada por su brusquedad. ¿Por qué esa frialdad repentina? ¿Estaba de mal humor? ¿Había hecho algo hoy que le hubiera molestado?
«Ethan, ¿qué te preocupa?», preguntó Nyla, cerrando suavemente la puerta, con expresión indescifrable.
Ethan frunció el ceño ante su gesto. Sabía que podía haber enemigos acechando cerca, lo que le impedía revelar la verdadera razón a Nyla. Su preocupación aumentó al pensar que ella se negara a marcharse, lo que solo complicaría aún más las cosas. Por encima de todo, quería evitar ponerla en peligro.
«No es nada. Es solo que hoy espero otra visita», respondió Ethan con tono distante.
Nyla dudó y luego respondió en voz baja: «Entendido. Me voy».
Al girar su silla de ruedas, su mirada se posó en un recipiente de comida que había sobre la mesa. Tenía un diseño divertido, muy diferente de los habituales. De repente, se dio cuenta de algo.
«¿Va a venir Callie?», preguntó Nyla, necesitando una confirmación.
Los recuerdos de la noche anterior permanecían vivos, nítidos y claros. Sabía que su negativa a alejar a Ethan no carecía de significado; sus sentimientos eran sinceros. Esperando que él lo negara, estaba dispuesta a ofrecerle una oportunidad silenciosa para arreglar las cosas. Pero, como suele ocurrir, la realidad desafió sus deseos.
«Sí», aseguró Ethan, destrozando por completo las esperanzas de Nyla.
Con una sonrisa burlona, Nyla giró su silla de ruedas y salió de la habitación. Estaba muy familiarizada con bajar la guardia, solo para volver a salir herida.
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Ese día, la habitación había sido equipada con cámaras de vigilancia. Jackson había observado cómo se desarrollaba la escena y luego le había ofrecido una pistola a Ethan, sugiriendo: «Sr. Brooks, tal vez sea hora de que aclare las cosas con la Sra. Brooks». Ethan sabía que sus decisiones anteriores podrían haber desilusionado a Nyla. Para él, el beso que se habían dado el día anterior era más que suficiente para demostrar sus sentimientos.
Los acontecimientos del día habían sido impredecibles. No estaba seguro de cuántos llegarían ni de si sobreviviría. Sin embargo, sentía una sombría satisfacción con el resultado actual.
«No es necesario, solo prepárate», le indicó Ethan. Dado que Nyla parecía decidida a acabar con su vida, decidió cumplir sus expectativas a su manera.
A la una de la madrugada, unos pasos apenas audibles resonaron en el pasillo. Uno, dos, tres… La gente se movía sigilosamente tanto en la primera como en la segunda planta.
Tumbado en la cama, Ethan mantuvo los ojos cerrados mientras los pasos se detenían ante su puerta. El débil sonido del pomo girando lentamente resonó en la habitación cuando la puerta se abrió con un crujido. Solo había una persona allí.
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