No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 539
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 539:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Cuando llegó a la puerta de Ethan, la indecisión la invadió. El arrepentimiento le oprimía el corazón, instándola a dar media vuelta, pero algo la mantenía clavada en el sitio. Era una mujer conocida por su decisión, pero allí estaba, indecisa y vacilante.
Armándose de valor, finalmente abrió la puerta.
Para su sorpresa, Ethan no estaba dormido. En cambio, estaba sentado en la cama, con un ordenador portátil sobre la manta, claramente absorto en su trabajo.
«¿Acabas de despertarte y ya estás trabajando?», preguntó Nyla, frunciendo el ceño instintivamente.
Ethan levantó la vista, sorprendido de verla. A decir verdad, se había sentido un poco decepcionado antes cuando ella no había venido.
—Tengo una montaña de trabajo acumulado —respondió con naturalidad.
—¿Y qué? —replicó Nyla con voz aguda—. ¿Pretendes matarte a trabajar? ¿Para qué tienes a toda esa gente en tu empresa si no puedes descansar?
No se había dado cuenta de lo enfadada que estaba, un enfado nacido del dolor que le causaba verlo así.
Ethan se detuvo y levantó una ceja con una pizca de diversión en el rostro. —Estás preocupada por mí.
Lo dijo como si fuera un hecho, no una pregunta.
Al darse cuenta de lo que acababa de hacer, Nyla apartó la mirada, nerviosa. —Solo creo que se están aprovechando de ti, eso es todo.
Los ojos de Ethan se posaron en Nyla y, por un momento, los recuerdos del pasado afloraron. Ella tenía la misma expresión obstinada de siempre. Era como si los años hubieran pasado volando y lo hubieran llevado de vuelta a aquella época. Pero rápidamente salió de su ensimismamiento, apartó la mirada y dijo con indiferencia: «Solo son un puñado de idiotas».
Nyla, al darse cuenta de lo absorto que estaba, sintió una repentina oleada de frustración. No podía explicarlo, pero la indiferencia de Ethan por su propia salud le molestaba profundamente.
Sin dudarlo, acercó su silla de ruedas, cogió su ordenador portátil y guardó el archivo antes de dejarlo a un lado en la mesa cercana. «Necesitas descansar», dijo con firmeza, sin dejar lugar a discusiones.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєℓα𝓼4ƒαɴ.ç𝓸𝗺 sin interrupciones
No había miedo en sus acciones, no le preocupaba cómo pudiera reaccionar él. Ethan la miró en silencio, sorprendido por su repentina audacia.
Atrapada bajo su mirada fija, Nyla sintió una punzada de incomodidad, pero rápidamente la disimuló. «No me malinterpretes», dijo, con tono defensivo. «Es solo que no quiero sentir más culpa de la que ya siento. Tú me salvaste. Te lo debo. Esta es mi forma de saldar esa deuda».
La expresión de Ethan se volvió melancólica.
Sus palabras no eran lo que él quería oír, pero no podía negar su veracidad. —Nyla —comenzó, con voz suave pero firme—, salvarte fue mi decisión. No me debes nada. No quiero que te sientas obligada a hacer algo que no quieres hacer.
.
.
.