No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 525
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Capítulo 525:
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El miedo se apoderó de ella. ¿Quiénes eran esos hombres? ¿Podrían estar relacionados con la gente de hacía cuatro años? En aquel entonces, esos hombres habían perseguido a Ethan. A esta gente la habían pagado para quitarle la vida.
¿Eran mercenarios contratados en el extranjero?
Sus pensamientos se arremolinaban confusos, pero no tenía tiempo para desentrañarlos. Tenía que marcharse ya.
Aunque Bonnie y los demás llegaran, quizá no tuvieran ninguna posibilidad contra hombres armados.
Del grupo que iba delante se oyeron voces airadas.
«¿Quieres delatar nuestra tapadera, idiota?», gritó uno de los hombres rubios, reprendiendo a otro.
El hombre reprendido balbuceó: «Si no hubiera disparado a ese oso, nos habría atacado».
Realmente había un oso en el bosque, y había estado a punto de atacarlos. Si el hombre reprendido no hubiera reaccionado con rapidez, algunos de ellos podrían haber resultado heridos.
El hombre rubio soltó un suspiro de frustración, aceptando a regañadientes la verdad. «De acuerdo, pero tenemos que movernos. Esa gente se está acercando».
Lo que no esperaban era el fuerte estallido de otro disparo.
El hombre rubio se volvió hacia otro, que inmediatamente levantó las manos en señal de rendición. «No fui yo. Yo no disparé».
El instinto del hombre rubio se despertó y enseguida intuyó que algo no iba bien. Miró en dirección al último disparo y vio a un grupo de personas.
Al acercarse, el hombre rubio murmuró: «Esas personas son un problema. Si no la encontramos, tenemos que retirarnos, ahora mismo».
«¿Qué le vamos a decir a la gente que nos contrató?», preguntó uno de sus hombres, con preocupación en su voz.
A medida que más disparos resonaban en el bosque, el hombre rubio se dio cuenta de que dos de sus hombres habían desaparecido. Una profunda y inquietante pesadez se apoderó de su pecho.
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«Vamos a morir», murmuró con amargura. «¿A quién le importa la explicación? Tenemos que salir de aquí, ahora mismo».
Rápidamente dirigió a su grupo por un camino diferente. Por casualidad, era el mismo camino que Nyla había elegido para escapar.
Las orejas de Nyla se aguzaron al oír el estruendo de más disparos en la distancia. Una oleada de miedo la invadió, helándole hasta los huesos. ¿Era posible que hubiera dos grupos persiguiéndola? ¿Acaso todo el mundo se había confabulado de repente para verla muerta?
¿Cuándo se había convertido su vida en un premio tan codiciado?
Obligándose a seguir adelante, Nyla luchó contra el gélido abrazo del pánico. Pero mientras avanzaba con dificultad, una inquietante sensación le recorrió la espalda. Alguien estaba detrás de ella. Se dio la vuelta y su corazón se hundió como una piedra. ¡El hombre rubio que había visto antes se estaba acercando a ella!
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