No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 522
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Capítulo 522:
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El conductor se rió entre dientes, con tono amenazante. «Alguien me ha pagado para quitarte la vida. ¿Qué crees que quiero?».
Su expresión no vaciló. Su acento era extranjero, no local. Alguien lo había contratado para matarla. ¿Podría haber sido Callie? En ese momento, no se le ocurría nadie más.
«¿En serio? ¿A quién he molestado tanto como para que lleguen tan lejos?».
El hombre pareció sorprendido por su compostura. «Estás tranquila. ¿No tienes miedo de morir?».
«¿Acaso tener miedo haría que me dejaras ir?», respondió Nyla con brusquedad. «¿Cuánto te pagaron por este trabajo?».
Su mente se aceleró, tratando de idear un plan.
El coche se adentró en territorio desconocido. La voz del hombre era fría y distante. «No malgastes tu energía. Aquí no hay cobertura y estos bosques son peligrosos».
«¿Y si te pago el doble?», ofreció Nyla rápidamente.
«Lo siento, pero no estoy dispuesto a arriesgarme», dijo el hombre sin dudar.
Su mente se aceleró. Quienquiera que estuviera detrás de esto tenía una influencia considerable. Si no era Callie, ¿quién más podía ser?
Mientras el coche avanzaba a toda velocidad, Nyla decidió actuar. Agarró con fuerza la goma del pelo y, con un movimiento rápido, la enrolló alrededor del cuello del hombre, tirando con fuerza.
«¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame!», gritó el hombre, ahogándose mientras luchaba por soltar su agarre.
El coche se desvió incontrolablemente mientras él intentaba mantener el control del volante. Nyla no cedió, sabiendo que cualquier vacilación podría costarle todo. La lucha terminó abruptamente cuando el coche se salió de la carretera y se estrelló contra un árbol.
En una carretera oscura y desierta, un coche blanco estaba aplastado contra un árbol tras un terrible accidente. El capó estaba completamente destrozado y salía humo negro de sus grietas.
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El conductor estaba inconsciente, desplomado sobre el volante, con la cabeza sangrando. Nyla luchó por salir del coche, pero el choque había atascado las puertas. Por suerte, las ventanas se habían roto y solo tuvo que arrastrarse con cuidado entre los cristales rotos.
No fue hasta que finalmente logró salir del coche destrozado cuando se dio cuenta con horror de que tenía la pierna izquierda fracturada. Sin embargo, Nyla no tenía tiempo para pensar en sus lesiones. Tenía que elegir una dirección y alejarse del lugar lo antes posible.
Sabía que quienquiera que la persiguiera llegaría pronto.
Así que eligió una dirección al azar y corrió lo mejor que pudo con la pierna lesionada.
Pasó mucho tiempo antes de que el hombre que ocupaba el asiento del conductor diera señales de movimiento. Abrió lentamente los ojos, pero tenía la mitad de la cara manchada de sangre y su visión estaba nublada por el color rojo.
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