No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 458
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Capítulo 458:
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«Qué ridículo», murmuró, dándose un ligero golpecito en la frente. «Debo de haber perdido la cabeza».
Después de luchar con la indecisión, decidió volver.
Pero al salir por la puerta, vio a Ethan esperando fuera de la casa, con su teléfono en la mano.
Se acercó a él de mala gana. Ethan le tendió el teléfono, con una mirada indescifrable.
«Gracias», dijo ella con rigidez, arrebatándoselo de la mano. Se dio la vuelta, dispuesta a retirarse, pero su voz la detuvo en seco.
«¿Quién es la niña que aparece en tu pantalla de bloqueo?».
El aire de la tarde acariciaba suavemente sus rostros, haciendo que la camisa de Nyla se agitara con la brisa. El silencio de la carretera solo se veía interrumpido por el sonido ocasional de un coche que pasaba.
Le parecía casi oír los latidos de su corazón. Una voz interior le instaba a mantener la compostura.
Era fundamental mantener la calma; no podía permitir que Ethan sospechara nada. Era esencial que Ethan siguiera sin saber nada de la existencia de Charlotte. Bajo ninguna circunstancia.
«Esto realmente no es asunto tuyo», respondió Nyla, midiendo sus palabras, mientras luchaba por controlar su ansiedad.
Apretó con fuerza su teléfono, sintiendo un impulso cada vez más fuerte de alejarse. Sin embargo, Ethan se interponía en su camino.
«¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? Como vicepresidenta del Grupo SKT, debes haber ascendido gracias al apoyo de muchas personas. ¿De quién es esta niña? ¿Te mantuviste alejada durante cuatro años por ella? Nyla, ¿eres consciente de que estás cometiendo adulterio mientras sigues casada?».
Las rápidas preguntas de Ethan golpearon a Nyla como una ola. La desconfianza que expresaba le resultaba intensamente dolorosa.
Nyla apretó los puños. «Mi vida personal no es asunto suyo, señor Brooks. ¿No ha tenido usted suficientes compañeras durante estos últimos cuatro años?».
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Miró directamente a Ethan, con la mirada firme.
«Nuestro matrimonio era solo un acuerdo formal. Una vez que esa niña dejó de estar presente, ¡nuestra relación terminó definitivamente!». Mientras hablaba, se le enrojecían los ojos, pero se resistía obstinadamente a derramar lágrimas.
Nyla siempre había llevado ese dolor en lo más profundo de su corazón. Nunca podría borrar el recuerdo de aquel día. Había perdido a su primer hijo. Por eso veía a Charlotte como un regalo precioso, una segunda oportunidad, y por eso la quería tanto.
«No quiero hablar más del pasado. Me he construido mi propia vida. Por favor, déjame vivirla», respondió Nyla con firmeza, señalando una ruptura definitiva con el pasado.
Su expresión era inquebrantable, su determinación clara a pesar del dolor que sentía en su interior.
Ethan la miró y se dio cuenta de que su influencia sobre ella estaba disminuyendo. La chica que antes dependía de su protección había madurado considerablemente.
—Háblame de él. ¿Cómo es? ¿Te trata bien?
—Eso no te incumbe.
Mientras permanecían allí de pie, comenzó a lloviznar, y las gotas de lluvia se mezclaron con la tensa atmósfera que había entre ellos. Las gotas en sus rostros parecían difuminar los límites de la realidad. Ethan se quitó la chaqueta y dio un paso adelante. Nyla retrocedió, pero en lugar de seguirla, le colocó la chaqueta sobre la cabeza. Ethan se alejó sin decir nada.
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