No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 420
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Capítulo 420:
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Lo había bautizado como Maple Cloud, un nombre que evocaba el legado de su predecesor.
Al entrar, Ethan dejó su chaqueta de traje sobre el sofá, y la prenda se fundió con la decoración tranquila y acogedora de la casa. Sin embargo, el silencio no era pacífico, sino que lo oprimía, pesado y sofocante, como una tormenta que se avecinaba más allá del horizonte.
Se hundió en el sofá, y la inquietante quietud de la villa se tragó las horas mientras permanecía sentado toda la noche, con sus pensamientos girando sin cesar en el vacío. Cuando Keith llegó a la mañana siguiente, la imagen de Ethan, inmóvil y agotado, lo tomó por sorpresa.
«¿Qué te pasa?», exclamó Keith, rompiendo el silencio opresivo con su voz como el primer trueno de una tormenta. «¡Te he llamado al menos diez veces! No has contestado ni una sola vez. ¡Pensé que te había pasado algo!».
Keith levantó una botella de whisky como ofrenda de paz.
Ethan, todavía sentado en el sofá, parecía un hombre atrapado entre el agotamiento y una inquietante lucidez, una tormenta disfrazada de calma.
—¿Por qué has vuelto? ¿Quieres beber? —preguntó Keith, colocando dos vasos sobre la mesa y sirviendo sin esperar respuesta.
Ethan se recostó y tomó el vaso en su mano. Bebió lentamente, con la voz ronca por el peso de la noche. —¿Qué has averiguado?
Keith arqueó una ceja, con una sonrisa burlona en la comisura de los labios. —Directo al grano, como siempre. ¿Un amigo no puede pasar a verte solo porque te echaba de menos?
El silencio de Ethan fue respuesta suficiente.
Keith se encogió de hombros y cedió. —Está bien, está bien. Hay rumores desde el extranjero y… noticias sobre Hayes.
Los ojos de Ethan se posaron en él, ahora más agudos. —Hayes ha vuelto a Ulares —dijo Keith, removiendo su bebida como si contuviera las respuestas—. Ha venido solo, lo que me hace…
—¿Pensar que le ha pasado algo a su compañero?
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—¿Dónde ha estado? —preguntó Ethan, con voz firme pero cargada de significado.
«Ha estado en un cementerio, ha visitado la antigua villa Green, se ha detenido en la antigua residencia de Claudine e incluso ha echado un vistazo a un barrio. ¿Quizás está buscando casa?», especuló Keith.
Pero Ethan claramente no estaba convencido con esta teoría.
Su mirada se clavó en Keith, haciéndolo retorcerse bajo su intensidad.
«¿Qué? ¿He dicho algo malo?», preguntó Keith, dejando su vaso con una risa nerviosa.
La respuesta de Ethan fue tranquila, pero cayó como un trueno. —Nyla ha vuelto.
Keith miró a Ethan con los ojos muy abiertos, preguntándose si había oído mal.
—¿Qué acabas de decir? —Se tocó las orejas, luchando por comprender la realidad.
Sin embargo, la seriedad de Ethan lo convenció.
«¿Está viva? Entonces, ¿cuál fue su motivo en aquel entonces? Descubrimos que fue Stella quien irrumpió en la villa, pero ¿quién provocó el incendio? ¿Fue realmente Nyla?».
En aquel momento, Ethan lo había ocultado todo.
Los investigadores confirmaron que Nyla había fallecido y no había pruebas que sugirieran lo que realmente había sucedido. Los verdaderos acontecimientos seguían envueltos en misterio.
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