No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 342
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 342:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Cuando la mampara del coche se levantó lentamente, Ethan se volvió hacia ella con una mirada intensa. Extendió la mano y le agarró la barbilla, obligándola a mirarle a los ojos.
—¿Qué pasa? —preguntó con voz grave y áspera—. ¿Aun a riesgo de morir, sigues queriendo irte? Entonces, ¿no te importa si te salvo o no?
«Ethan, no entiendo por qué dices eso. Solo necesito saber: ¿de verdad crees que nuestra situación actual está bien?».
Nyla lo miró fijamente a los ojos, y su reflejo en la mirada de él no era tranquilo, sino que estaba lleno de algo parecido a la ira. Ella le puso la mano encima brevemente antes de retirarla, con una compostura inquietante.
«Creo que está bien. Ni se te ocurra marcharte». La voz de Ethan se oscureció, sus palabras teñidas de posesividad.
Nyla luchó por expresar con palabras las emociones que se arremolinaban en su interior, con una expresión compleja mientras lo miraba.
«Solías ser perspicaz, siempre rápida con las respuestas. ¿Por qué ahora te quedas callada? Stella te intimida así, ¿dónde está tu espíritu, tu fuego?». El tono de Ethan tenía un filo afilado, una sutil burla en sus palabras.
En otro tiempo, Nyla habría creído que Ethan la protegía y, tal vez, solo tal vez, una parte de ella aún esperaba que eso fuera cierto. Pero estaba tan cansada. Cada día se aferraba a la esperanza, solo para verla frustrada una y otra vez, sintiéndose cada vez más desesperada, más derrotada. Su audacia se había desvanecido hacía tiempo.
La persona que solía ser parecía perdida, y ahora era pequeña, vacilante, temiendo constantemente que algún día Ethan la dejara de lado, dejándola sin ningún lugar al que acudir.
—Ethan, no creo que esto esté bien —repitió Nyla en voz baja, con voz tranquila pero resuelta. Sus ojos estaban vacíos, como lagos oscuros sin movimiento, sin ondas, solo quietud.
«¿Lo ves ahora? Esto es lo que cuesta estar contigo. Aunque yo fui quien te buscó primero, soy yo quien está pagando el precio. Esta gente sigue pisoteándome, cada uno más implacable que el anterior, tratando de quitarme todo lo que tengo. Lo único que quiero es la verdad y… solo un poco de amor».
Bajó la cabeza lentamente, como alguien que sucumbe a un destino inevitable, rindiéndose a la desesperación.
ɴσνє𝓁α𝓼𝟜ƒα𝓷.ç𝓸𝓶 te trae las continuaciones
«Pero la verdad no puede revelarse, y ya no me atrevo a pedir amor. Casi pierdo la vida por ello. Ethan, simplemente no estás dispuesto a dejarme ir. Un día, cuando veas que no soy más que un caparazón vacío y desechado, me dejarás de lado sin pensarlo dos veces». »
Su voz estaba teñida de autodesprecio, pero en el fondo sabía que no estaba tan vacía como se sentía.
«¿Quién te ha metido esas tonterías en la cabeza, Nyla? Tú fuiste quien me eligió, quien quiso esto. Y ahora eres tú quien pide el divorcio. Pero fui yo quien te salvó. ¿Así es como me lo pagas?».
Las palabras de Ethan eran hirientes, su ira se intensificaba, completamente sordo a la vulnerabilidad que ella había revelado. Siempre creyó que con su presencia, nadie se atrevería a decir nada. Y con su poder, ¿quién se atrevería siquiera a pensar en hacerle daño a Nyla?
.
.
.