No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 338
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Capítulo 338:
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Sin embargo, Stella no podía quitarse de la cabeza la sensación de injusticia que sentía por Callie. Mientras Callie la ayudaba a caminar hacia la salida, Stella miró por encima del hombro, con evidente renuencia.
—Callie, ¿de verdad estás bien con esto? Esa mujer despreciable arruinó todo entre tú y el tío Ethan.
Callie le dio un suave apretón a la mano de Stella, con tono tranquilo pero firme. —Stella, no digas eso. Todo eso ya es pasado. No lo volvamos a sacar a colación».
A Stella le dolía el corazón. No podía evitar sentir que Callie había soportado más dolor del que le correspondía. El título de señora Brooks le pertenecía por derecho a Callie, no a la hija de una amante que había avergonzado a la familia.
«Aquí solo estamos nosotras, Callie. No tienes que ocultar lo que sientes. Sé que debes sentirte agraviada», dijo Stella, apretando con más fuerza la mano de Callie.
La expresión de Callie vaciló, y la tristeza se reflejó brevemente en su rostro antes de ser enmascarada por su habitual elegancia. «No pasa nada, Stella. Lo hecho, hecho está. Tengo que aceptarlo, por difícil que sea. Pero…».
La voz de Stella se volvió urgente, su preocupación iba en aumento. —¿Pero qué? ¿Ha pasado algo más?
Stella siempre había apoyado a Callie. Callie no solo encajaba perfectamente en la familia Brooks, sino que aliarse con la familia Higgins también era beneficioso para su propia posición.
Incluso si Callie no acababa siendo la esposa de Ethan, Stella podría haber aceptado a otra persona, cualquiera menos Nyla.
Callie dudó, como si estuviera debatiéndose entre hablar o no, pero finalmente negó con la cabeza. —No es nada.
—Callie —insistió Stella, con tono suave pero insistente—. Ya te he aceptado como esposa del tío Ethan. No tienes que ser formal conmigo. Lo que sea que tengas en mente, solo dilo. No se lo diré a nadie.
Callie siguió dudando, pero en sus ojos se vislumbraba un destello de gratitud. —Sé que intentas defenderme y te lo agradezco. Pero ya se han casado. No importa lo que sienta, no hay nada que pueda hacer.
A Callie se le llenaron los ojos de lágrimas, y su vulnerabilidad era tan genuina que conmovió a Stella.
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Stella sintió una punzada de compasión. «Callie…».
«No me estoy quejando», dijo Callie, esbozando una pequeña sonrisa. «Eres la única que me pregunta cómo me siento. No he podido evitar contártelo, pero no te lo tomes a pecho». Le dio una palmadita en la mano a Stella y añadió, con voz teñida de una tranquila tristeza: «Además, Ethan parece haberse enamorado de ella. Supongo que…
ya no tengo ninguna oportunidad».
La tristeza detrás de la sonrisa de Callie hizo que la ira de Stella estallara.
Nyla se había abierto camino en la vida de Ethan mediante la manipulación, obligándolo a casarse con ella por el niño. Ahora que el niño ya no estaba, ¿qué derecho tenía ella?
«No te preocupes», declaró Stella, con voz firme y convencida. «Nunca será aceptada de verdad en la familia Brooks. Sin el niño, nadie la apoyará. Tarde o temprano, el abuelo la echará».
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