No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 230
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Capítulo 230:
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«Yo mismo investigaré el accidente de coche», dijo Ethan, con voz más firme. «Ha habido algunos problemas en el extranjero causados por la familia Brooks. Iré a ocuparme de ello, pero necesito que tú vigiles las cosas aquí».
Tenía el presentimiento de que los problemas habían sido orquestados por Roger para presionarlo.
Keith asintió y levantó su copa. —Puedes contar conmigo.
Cuando Ethan regresó a casa esa noche, Nyla ya estaba dormida. Se quedó en la puerta, observando su rostro tranquilo. El alivio se mezclaba con la inquietud en su pecho. Quería creer que Nyla no era como los demás, pero aún le quedaba una duda persistente.
Suspirando, cerró la puerta en silencio y se retiró a su estudio. Abrió un libro gastado que mostraba signos de uso frecuente, con las páginas blandas y los bordes deshilachados. En su interior había una fotografía amarillenta. Mostraba a una mujer sosteniendo a un niño pequeño. La sonrisa de la mujer era radiante y, aunque el niño no sonreía, su satisfacción era evidente.
Ethan pasó los dedos suavemente por la foto, mientras su mente reproducía recuerdos que nunca dejaban de atormentarlo. Zaylee, atrapada debajo del coche, cubierta de sangre, pero reuniendo todas sus fuerzas para empujarlo.
«¡Corre! ¡Ethan, corre! ¡No dejes que te atrapen! Te quiero, mi amor, y lo siento mucho», había gritado ella.
Momentos después, el coche se incendió. Alguien lo puso a salvo, pero antes de que pudiera salvarla, el coche explotó.
«¿No estaba todo bien la última vez? ¿Por qué este chequeo muestra que estás peor que antes? ¿Ha pasado algo entretanto?», preguntó Noelle Sánchez, frunciendo aún más el ceño mientras estudiaba el informe que tenía en la mano.
Ethan se sentó frente a ella, con una expresión indescifrable. Su rostro cincelado no revelaba ninguna emoción y sus ojos, desprovistos de calidez, miraban fijamente al frente. Incluso Nyla había empezado a notar su reciente confusión emocional, aunque él siempre lo achacaba al estrés del trabajo.
Noelle se ajustó las gafas y soltó un profundo suspiro de resignación. Finalmente, dejó el informe sobre la mesa y lo miró directamente a los ojos. «Ethan, tu estado ha empeorado. Has perdido una gran parte de la confianza en los demás».
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Noelle no era solo su tía, sino también una reconocida psicóloga con clínicas tanto en el país como en el extranjero.
Cuando falleció su prima, la madre de Ethan, Noelle aún era estudiante de psicología. Pero incluso entonces, sospechaba que Ethan tenía problemas psicológicos.
Había pensado en confrontar a Roger al respecto hasta que fue testigo del duro trato que le daba a Ethan, exigiéndole que olvidara el pasado y encerrándolo cuando se resistía.
Desde ese momento, Noelle supo que no podría llevarse a Ethan, por mucho que lo deseara.
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