No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 222
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Capítulo 222:
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Si Ethan no hubiera protegido a Nyla con tanta ferocidad, pensó Roger, ella no habría sobrevivido tanto tiempo. Aún no podía entender qué la hacía tan cautivadora, por qué podía provocar tal caos entre la familia Brooks. Para él, Nyla era una mujer que solo traía problemas.
La voz de Ethan era tranquila pero firme. «Por supuesto que sé lo que estoy haciendo. Estoy protegiendo al Grupo Crestwave, Ryland. Estas cuentas llevan tu firma. Devuelve el dinero que malversaste y dejaré pasar el pasado». Arrojó una pila de libros de contabilidad sobre la mesa.
Ryland apretó la mandíbula mientras buscaba ayuda en su padre.
La mirada de Roger vaciló, teñida de decepción. Hacía tiempo que sabía de las discrepancias, pero había decidido ignorarlas.
Ahora, con Ethan sacando todo a la luz, ni siquiera él podía proteger a Ryland. El dinero tenía que ser devuelto.
«Ryland», continuó Ethan, con tono inflexible, «has sustraído casi ochenta millones de la empresa. Crestwave te ha apoyado durante años, y tú le pagas mancillando su reputación y explotando sus recursos. Es hora de que renuncies a tu cargo de subdirector».
Ryland apretó los puños. ¿Renunciar? Eso era impensable.
«¡Somos familia! ¡Lo que estás haciendo es cruel!», exclamó Ryland con voz quebrada por la ira.
«Si fuera cruel», respondió Ethan con frialdad, «ya estarías en la cárcel».
Furioso, Ryland dio un puñetazo en la mesa y se levantó, señalando a Ethan con un dedo tembloroso. «¡Papá! Solo utilicé el dinero para invertir en proyectos, ¡no es malversación!».
Roger suspiró profundamente, dividido entre sus hijos. Sabía la verdad, pero no se atrevía a dejar que Ethan despojara a Ryland de su cargo por completo.
«Fue para invertir», dijo Roger, con un tono más suplicante que autoritario. «Déjalo pasar esta vez, Ethan. No montes un escándalo por eso».
Los labios de Ethan se curvaron en una sonrisa burlona. «Dije que lo dejaría pasar si se devolvía el dinero».
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Ryland miró a Ethan con amargura. A pesar de ser el hermano mayor, se sentía asfixiado por el dominio de Ethan.
El miedo lo carcomía. ¿Por qué habían permitido que alguien como Ethan volviera a la familia?
Al final, Roger pagó a regañadientes los ochenta millones. Cuando Ethan salió de la habitación, Roger lo llamó y le advirtió que recordara cuál era su lugar.
Ethan no se volvió.
Una vez que Ethan se hubo ido, Ryland estalló de frustración. —¡Papá! Se está volviendo imposible de controlar. ¡Nunca debimos haberlo salvado entonces!
Roger permaneció en silencio, con un destello de arrepentimiento en los ojos. No había esperado que Ethan se convirtiera en una fuerza tan formidable.
«Entonces dejaremos que la historia se repita», dijo Roger finalmente, con voz fría. «Nos desharemos de esa mujer».
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