No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 217
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 217:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Últimamente, las náuseas matutinas de Nyla habían sido implacables. A menudo sentía náuseas y su malestar se reflejaba en su rostro. Ethan la observaba atentamente, con el ceño fruncido por la preocupación. Había empezado a llamar a Leonard con tanta frecuencia para pedirle consejo que se había convertido en una broma recurrente: diez llamadas a la semana, como mínimo. A estas alturas, solo con ver su teléfono sonar, Leonard se ponía nervioso.
Esa noche, Nyla apenas pudo tomar un sorbo de sopa antes de retirarse al baño. Ethan la siguió y la encontró encorvada sobre el inodoro, incapaz de dejar de vomitar.
Se arrodilló a su lado y le dio suaves palmaditas en la espalda, tal y como le había enseñado Leonard, con la esperanza de aliviar su malestar. Pero, incluso después de mucho tiempo, Nyla no mostraba signos de alivio. Más bien al contrario, parecía estar peor.
La preocupación de Ethan se intensificó. Sacó su teléfono y volvió a llamar a Leonard. «¿No hay nada más que pueda hacer para ayudarla?», preguntó Ethan, con un tono de desesperación en la voz.
Leonard suspiró audiblemente al otro lado del teléfono. «Intenta encontrar algo que realmente le apetezca comer. Quizás algo ácido, picante o un aperitivo concreto que le guste. No hay una cura mágica para esto, Ethan. El embarazo es duro».
Ethan miró a Nyla, que parecía completamente agotada. «No puede retener nada en el estómago», dijo en voz baja.
«Entonces compra un poco de todo y ve qué funciona», sugirió Leonard, claramente exasperado.
Cuando terminó la llamada, Ethan no perdió tiempo. Le pidió al ama de llaves que comprara una variedad de aperitivos: frutas confitadas, dulces picantes y cualquier otra cosa que se les ocurriera.
Cuando Nyla salió del baño, pálida y agotada, la mesa del salón estaba cubierta de una variedad de aperitivos cuidadosamente dispuestos.
Ethan se acercó a ella con calma y la guió hasta el sofá. Ella todavía parecía indecisa, pero su mirada se posó en las frutas confitadas. Cogió una y se la llevó a la boca.
Descúbrelo ahora en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.𝒸ø𝗺 para ti
La dulzura ácida le llamó la atención y cogió otra.
Al darse cuenta de ello, el ama de llaves acercó con entusiasmo las frutas confitadas a Nyla. Poco a poco, Nyla empezó a comer, sintiendo un ligero alivio de las náuseas constantes. El sabor agridulce parecía ayudar y, por primera vez en días, no se sentía abrumada por la comida.
—Compra más de estas mañana —dijo Ethan.
El ama de llaves asintió y lo anotó.
Ethan agradeció en silencio el consejo de Leonard y tomó nota mentalmente de darle un aumento de sueldo.
Mientras tanto, en casa, Leonard estornudó inesperadamente. Miró su teléfono silencioso, suspiró aliviado y volvió a su trabajo.
Sintiéndose un poco mejor, Nyla decidió ir a su estudio, para gran consternación de Ethan. Últimamente, su relación se había vuelto más íntima, con Nyla bromeando a menudo con él y Ethan complaciendo todos sus caprichos. Aun así, él insistía en vigilarla de cerca.
.
.
.